Ultimo Capitulo [No era yo]

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[Poner la canción cuando veáis 🎵]

— ¡No te duermas! Por favor... Te amo... No te vayas...

Se desperto el chico de cresta muy agitado, notando como su corazón latía a cien, sin saber tampoco por qué. Miro a su lado sin ver allá al ruso. Asustado por su mala sensación se levantó rápidamente y salió del cuarto para ver si este estaba en casa. Al abrir la puerta del cuarto dio un pequeño salto al encontrase allí a este, intentando entrar en el cuarto. En sus manos una bandeja marron con dos cafés, unas tostadas y dos vasos con zumo recién exprimido.

— Joder.- Reprochó este en ruso por el susto que ambos se llevaron.

— Perdón.- Se le escapó una pequeña risita al de cresta al verle asustarse, luego caminó hacía la cama y se sentó para esperarle.- Que rico, gracias.

El ruso posó las cosas en la cama en una especie de mesita especial y se sentó junto a el, al ver los ojos lloros de este frunció el ceño y paso la mano por su pelo despeinado. Sabía que a H no le gustaba hablar sobre las pesadillas, y el sabía cuando este las tenía, así que no tenia que preguntar más.

— No es nada, les he puesto tu mermelada favorita y al café tres de azúcar.

El pelirrojo soltó otra risilla al darse cuenta lo bien que le conocía su compañero.

— Venga Horacio que llegamos tarde... Otra vez.

— Ay! Déjame que me queda poco!- Le reprocho.

Como cada mañana la cresta de H llevaba su tiempo, y claro, con aquellos desayunos en los que el pequeño se ponía a hablar de cosas que le entusiasmaban, el pobre ruso no quería faltarle así que le escuchaba y a veces le seguía el tema, provocando que siempre llegan tarde.

— Tachan! ¿Te gusta? ¿Estoy bonito?- Le preguntó mientras se iba acercando.

— Cada día mas.- Contestó acompañando con un beso en su mejilla el otro.

El de pelo rojizo le tomó de la mano haciendo que se moviera junto a el para así irse ambos de la casa, cerrando claro antes con llave. Ya en el coche este mismo le mira algo pensativo. El ruso se daría cuenta de aquello y giraría lentamente la cabeza para verle. Soltaría una leve risa nerviosa por la penetrante mirada del chico que parecía ni pestañear.

- Q-que pasa Horacio...- Titubearía de forma algo tímida y nerviosa con un leve sonrojo en sus mejillas.

- Mhm...- Dudó un instante el pequeño para luego decir.- Alguna vez... Has pensado en dejar la policía, el CNI, todo eso...

Volkov se quedo perplejo ante aquella idea propuesta, pues, si Horacio pensaba eso, quizá se lo estaba planteando, ¿no?. Pensó un instante aun con la mirada conectada a la de su amado.

- Pues... Sí, alguna vez si. ¿Quieres dejarlo H?

- Mhm... No no, no era eso, da igual, vamos.

El miedo de perder a la persona que mas quería atormentaba al pelirrojo, el cual apoyo la cabeza en la ventanilla y miro así el paisaje. Una mano se poso en su pierna la cual comenzó a acariciar su muslo.

- Te quiero.- El ruso intento hacerle sonreír, cosa que consiguió.

- Y yo Volkov.

Todos andaban nerviosos, de un lado a otro, otra emergencia, gente en peligro, vidas en riesgo, locos sueltos por las calles, los cuales llevaban atormentando al cuerpo policial de la ciudad días. Claro, algunos ya se habían acostumbrado, pero en cambio, los nuevos estaban asustados, tenían miedo a morir, a no volver a ver a su familia. Esto a otros no les importaba, no tenían a nadie fuera, así que darían su vida si hiciera falta para salvar a si a sus compañeros y morirse como héroes. ¿Héroes? El único en toda la ciudad era Horacio, se encontraba ahora viéndose al espejo, ¿que raro en el no? A su lado Conway colocándose bien la camisa y las pistoleras.

TENÍAS QUE SER TU [Volkacio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora