Mirando hacia adelante

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Mientras los señores Loud hablaban con Leni tratando de animarla y reconfortarse a que pronto se recuperaría, o que el resto de las Loud le sacaban cuanto pudiesen a Lisa sobre el estado de su hermana, Lincoln y Lynn se encontraban en una zona apartada del hospital con la laptop enfrente de ambos, donde detrás de la pantalla, el abuelo en su sofá, desde el asilo y por la video llamada, los miraba con aspecto triste y cansado.

—Mis hijos, ¿pero por qué hicieron lo que hicieron?

Lincoln dudó en responderle.

—Supongo, que... por amor.

Lynn se aferró a su mano tan nerviosa como él. Pop-Pop era de las pocas personas que conseguían intimidarla, incluso más que Lori o sus padres. Tras frotarse los costados de la cabeza, su abuelo comenzó a hablar.

—Es extraño. Cuando niños siempre me pareció encantadora la manera en que se procuraban el uno al otro, sintiendo que Lori exageraba cuando hacía ciertos comentarios que consideraba... maliciosos. Ahora veo que no eran otra cosa, sino advertencias de algo tan evidente pero que incluso ella como cualquiera no quería creer que fuese verdad.

Un tanto decaída y cansada, Lynn hizo un esfuerzo en levantar la vista y mirarlo.

—Debes de estar muy decepcionado de nosotros.

—Más de lo que se imaginan. Nunca antes me he sentido tan decepcionado de ustedes dos.

Ambos hermanos bajaron la mirada bastante dolidos por sus palabras, sólo les quedaba hacer eso además de disculparse.

—Lamento que te hiciéramos sentir así, Pop-Pop.

—Ya qué —soltó con irritación—. Estoy tan, pero tan decepcionado, que me cuesta aceptar lo orgulloso que a la vez me siento porque aún con todo y lo que tienen en contra, se ponen firmes en ese amor que se tienen el uno al otro, retando a sus padres y quizás al mundo permaneciendo juntos, aceptando las consecuencias de sus acciones, así como sus responsabilidades por la criatura que viene en camino, cuando cualquier otro pudo haber optado por el camino corto separándose, deshaciéndose del bebé o pensando darlo en adopción, pretendiendo que nada ocurrió.

Sus ojos se humedecieron como los de Lynn al responderle.

—Eso es algo que nunca hubiéramos ni siquiera considerado.

—Me doy cuenta. ¿Saben que hacer las cosas es más difícil que decirlas? ¿Se dan una mínima idea de los problemas a los que tendrán que enfrentarse?

Ambos asintieron. El anciano miró especialmente a Lincoln, sabiendo que quizá su nieto era de los dos quien más vueltas le estaba dando todavía al asunto.

—Puedo darme una buena idea, Pop-Pop. Pero ya sean en las buenas o en las malas, Lynn y yo estaremos juntos para afrontar lo que tenga que suceder.

El anciano paladeó las palabras.

—En las buenas y en las malas... en salud y en enfermedad. Un juramento de rutina que muchas parejas llegan a hacer sin comprender el significado del mismo, sin embargo, ustedes parece que han pasado por buena parte de eso y presiento seguirán haciéndolo. No puedo aprobar lo que tienen ambos, pero... puedo respetarlo —suspiró—. Aunque no me guste del todo, estoy del lado de sus padres. Para el resto de la familia, pero también por ustedes mismos, lo mejor será que mantengan un bajo perfil y la mejor forma en que lo conseguirán, será alejándose del pueblo.

Al igual que cuando sus padres les dieron la sentencia, volvieron a sentirse expulsados de su propio hogar, además de incapaces de reclamar nada, por el contrario, sintiéndose agradecidos porque nadie hiciera más escándalo del que sabían provocaron.

Tan sólo sucedióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora