Leni y Leni

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Cuando Lincoln regresó a su hogar, la primera persona en recibirlo fue una joven mujer castaña. También fue la primera sorpresa que Lincoln sintió como tal en el día. Ella le abrazó preocupada con un brazo. El peliblanco se fijó en el parche médico que tenía en el otro.

—Fui ya a donarle —explicó al percatarse hacia dónde la miraba—. Resulta que tenía "positivo" el ser una "sangrona", ¿entiendes?

Lincoln pese a todos los problemas que sentía venía cargando desde su visita a Lucy, soltó sin mucho control una breve risa afligida.

—Me alegra verte, Luan. ¿Cuándo llegaste? ¿Dónde está Liby?

—Llegué al medio día. Dejé a Liby con su papá. Quiero quedarme hasta saber cómo seguirá Leni. Lori me trajo, ella también está aquí con Bobby, sólo que de las dos la más compatible para donar fui yo. Estaba hace una hora con ellos y con papá en el hospital, pero yo me regresé porque me pidieron que descansara de esto. Mamá sigue allá. Por cierto, hablé con Luna y viene mañana.

—¿Quieres que te prepare algo de comer?

—Pienso salir por un poco de pizza para recargar el combustible. Lincoln, ¿fuiste a buscar a Lucy?

—Sí, ella... tiene exámenes, así que... nos manda sus mejores deseos. ¿Quién te dijo que fui a buscarla?

—Fue Lynn —respondió incómoda—. Supongo que Lana se lo dijo. Ella está algo... creo que deberías ir a verla, Linc. Parece estar molesta porque la dejaras para ir a verla sin avisarle. Sé que es ridículo. Ya intenté explicarle que no tiene nada de malo que hayas querido ir por ella en persona para traerla, pero está... no lo sé... diría que está celosa, pero... no debería. El que tu y ella... intenté explicarle que eres distinto con nosotras, pero ya sabes cómo es esto. ¿Recuerdas cómo me portaba cuando me pasó a mí o a Leni? Aunque claro... es distinto, casi.

Por su expresión, parecía haber muchas cosas que Luan sabía que no podía entender todavía y le costaba trabajo hacerlo. Lincoln suspiró sin sentir otra cosa que no fuese culpa.

—Luan, sé que esto es difícil de comprender, pero...

—Estoy asimilándolo todavía. Todas lo estamos. Es... esto es demasiado. Mira, las niñas están jugando. Aprovecha que Lily está distrayendo a Liena y habla con Lynn. Yo iré a buscar algo de comer que de verdad siento me desmayaré si no consigo una buena tanda de salami.

Sin que se dieran cuenta, alguien los espiaba asomándose por una de las ventanas del segundo piso. Aunque por su edad, muchas cosas escapaban de su entendimiento, era capaz de comprender al menos lo esencial: Su familia parecía derrumbarse y la culpa... era de ella.

Su mamá... tenía miedo por ella. Quería a su familia, a Lily, a sus tías, a sus abuelos, a su bisabuelo; de todos ellos quería mucho más a su padre, pero a su madre más que quererla, la amaba más que a nadie, por ello tenía miedo de perderla, en especial sabiendo que por su culpa...

—Liena, ven. ¡Vamos a perdernos del programa! Lynn nos hizo palomitas.

Lily la llamaba. Siempre le resultaba extraño pensar en ella como como otra de sus tías. Se suponía que todas ellas eran mucho más grandes, adultas en su mayoría, personas que podían hacer de mamá cuando la pobre tenía dificultades como tal, lo cual no era tan frecuente como uno pensaría, pero entre ella y Lily apenas había tres años de diferencia y era la única que no actuaba de esa manera con ella, en realidad ni la edad o el parentesco impedía que por el contrario se sintieran como mejores amigas.

Tan sólo sucedióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora