Ecos de una promesa

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—¿Estás segura que no preferirías ir a ver un médico? —Leni negó con un gesto. Lincoln miraba la hinchazón en el hombro de su hermana. La marca persistía, era tenue, pero continuaba ahí—. Bueno, parece estar mejorando. No soy un experto, claro. Aun así... tal vez si le pides ayuda a Lisa. Ella es muy lista.

—Sigue teniendo cinco años.

—Pero es tan lista que si no quieres ir a un doctor y dejas que ella te revise...

—Sabría lo que me ocurrió. Es tan lista que lo sabría, quizá un doctor también. No quiero que un desconocido me toque y sepa esto. Tampoco quiero que una de nuestras hermanitas sepa lo que me pasó. Además dices que se está curando, ¿verdad?

El chico suspiró.

—Sí, eso parece. Me preocupa más lo que te hizo aquí —señaló su cabeza.

—Descuida, el chipote desapareció. Además eso no era lo que más preocupaba.

A lo que se había referido Lincoln era sobre la posible secuela que el trauma le pudo haber dejado, evidenciadas ante la forma hermética en que ella se mostraba ante el tema, siendo a la vez lo que le apuraba de verdad por el modo en que se cruzó de piernas y estrujó su vestido oprimiéndose sobre el mismo la entrepierna. Lincoln incómodo desvió la mirada con el recuerdo de la noche muy presente cuando le pidió su ayuda y vio todas sus cicatrices sobre su cuerpo desnudo.

—¿Y cómo sigues en... esa parte?

—Ya no arde tanto. Fui con una doctora.

—¿En serio? —no pudo disimular su optimismo—. Entonces ya te revisó y...

—¡Por supuesto que no! Le dije que como que estaba irritada y... —Incómodo, Lincoln se sonrojó mientras la escuchaba hablar con la animosidad que de seguro compartía con Lori cuando hablaban sobre cosas de mujeres, ignorante al hecho que un chico no estaba interesado en esas cosas, en particular cuando se trataban de los asuntos de higiene de una de sus hermanas, especialmente en semejantes circunstancias—... así que me recetó algunas pomadas, aunque la sensación no es tan buena como la que tú me pusiste. Eso es todo. Como que quizá pronto todo quede como estaba antes. Y como que pueda hacer que no paso nada y olvidarlo.

Concluyó con una sonrisa llena de optimismo. Lincoln trató de contagiarse de su entusiasmo, pero le era difícil.

—¿De verdad crees que podrás olvidar lo que te ocurrió?

Aunque su sonrisa no desapareció, por unos instantes sus labios temblaron, también la mirada de la chica pareció apagarse así como su voz se entrecortó.

—Tengo qué.

Lincoln se rascó la cabeza sintiendo impotencia. Él también deseaba olvidarse de todo esto, pero no podría hacerlo, como parecía que tampoco podría convencer a su hermana de contarle lo que le sucedió a alguien más. Bien, se decía a sí mismo. Si Leni siendo la afectada era capaz de afrontarlo y seguir su vida con ello, él también podría, pese a no serle de ayuda los otros problemas que tenía aparte.

—El día que cambies de opinión estaré aquí para apoyarte.

Su declaración enterneció a la chica que le hizo una caricia rápida en el cabello.

—¿Cómo están las cosas con Lynn? ¿Te trata mejor ahora que son novios?

Aunque al principio parecía que sólo buscaba desviar el tema, al peliblanco le bastó ver su expresión ansiosa para saber que estaba realmente interesada.

Tan sólo sucedióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora