OCHO ✨

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“Olvidas mi nombre, pero no mi cara

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“Olvidas mi nombre, pero no mi cara.
Olvidas el sentimiento, pero no los recuerdos.
Olvidas mi tono de voz, pero no mi silencio.
Olvidas mi tristeza, pero no mi alegría.
Todo eso y viceversa.”

08.

Había pasado un tiempo, la escuela me gustaba más y más y mis amigos lo empezaban a notar, era muy extraño en mí ya que todo el tiempo insultaba a cualquier profesor que se me cruzara, eso estaba cambiando.

De pronto algunos compañeros me pedían ayuda en sus actividades, mi odio hacia los docentes y maestros era cada vez menos, mi comportamiento mejoraba y también mis calificaciones. La verdad es que nunca me propuse a tal cosa, en realidad, ni siquiera en mis pensamientos más estúpidos habría pasado algo así por mi cabeza y en ése entonces desconocía la verdadera razón.

Deidara y Konan estaban siendo fuertemente influenciados por mí, con decir que nos peleábamos por participar en clase y ya no asaltábamos la oficina de Shimura.

Solía ser un idiota sin futuro con ganas de simplemente dejar la preparatoria y morir de hambre al intentar independizarme, y aunque sonara estúpidamente irreal, estaba cambiando (sin darme cuenta) por alguien. En verdad era una razón muy tonta para entrar en razón y ver que realmente podía ser mejor y demostrarle al mundo que era capaz de todo si me lo proponía, pero gracias a él, me gustaba vivir, me gustaba ir a la preparatoria, incluso me gustaban las responsabilidades como representante de la clase y claramente ayudante del asesor y profesor Kakuzu.

Algunas compañeras estaba aún molestas conmigo, pues decían que no sería capaz de mantener ese puesto, y que un chico violento no podía liderar. Todavía trabajaba en ello, el profesor Kakuzu me ayudaba en todo lo que yo no podía hacer todavía y eso me motivaba bastante. Una parte de mí aún lo insultaba por ser tan bueno especialmente conmigo y con mis amigos, pero le agradecía infinitamente.

— Hey, vamos a la cafetería, hm. — Ordenó el rubio jalándome del brazo sacándome de mis pensamientos, como era de costumbre ni siquiera me preguntó pero aún así fui con él.

Cuando llegamos hasta allí estaba Konan sentada en una banca mientras bebía zumo de manzana con un popote, entretenida en un grupo de personas que llamaban mucho la atención.

— ¿Qué haces aquí? — Pregunté arrebatando la caja de jugo y bebiéndola.

— Te estábamos buscando, idiota. — Dijo Deidara.

— Tratando de averiguar porque todos traen chocolates, tarjetas y flores. — Contestó la chica volviendo a tomar su jugo.

— Debe ser San Valentin, hmm. — Respondió seriamente el Kamiruzu.

— Que imbécil, estamos en agosto. — Contestó la pelimorada.

Una chica corría a toda velocidad con una gran caja de regalo, pasó casi empujándome para abrir espacio.

— No estorbes. — Dijo la muchacha a lo que estaba por responderle de mala manera, pero las palabras se quedaron dentro de mi boca, no podía pelear con alguien ahora. Sólo suspiré.

Las personas de éste plantel son demasiado extrañas, parecía que realmente era una fecha especial o algo así. Y ahora que me daba cuenta, no había visto al profesor Kakuzu salir del aula.

— No me puedo quedar con la duda, iré a preguntar. — Dijo la pelimorada parándose de pie.

— No creo que sea algo importante, sólo déjalo.

— Bueno, yo también quiero saber. Me dejan con la intriga, hmm. — Comentó también el ojiazul acompañando a la chica.

— ¿En verdad van a ir? — Pregunté con desgano. 

No noté que ambos ya ni siquiera me escucharon, se habían ido de allí hace segundos y me dejaron hablando sólo, no entiendo su curiosidad si debe ser algo tan irrelevante el porque de todos los regalos.

Con aburrimiento caminé hasta el jardín del instituto, ¿qué tan grave es saltarse la cerca siendo un estudiante sin llaves ni permiso? Igual nadie entra aquí.

Antes de hacerlo, me detuve al sentir a alguien más cerca del jardín, disimuladamente miré hacia adentro, era el profesor Kakuzu, estaba sentando en una banca absorto leyendo un libro. Quería acercarme pero de alguna manera sentía que lo molestaría, me senté en el suelo junto a la cerca que separaba el jardín con la cancha trasera de la escuela.

— ¡Profesor Kakuzu! — Llamó una voz femenina, no era conocida para mí pero es seguro que era una compañera de otro salón. Rápidamente volteé hacía el jardín al mirar la reacción de aquel moreno, cerró su libro y caminó hasta la salida.

Discretamente corrí detrás de un edificio para esconderme, nunca en mi vida había hecho una estupidez tan grande y tan vergonzosa, pero me dispuse a escuchar toda su conversación.

— ¡Feliz cumpleaños profesor! Es agradable tener personas como usted en el instituto, no es gran cosa pero hice algunas cosas para usted, espero que le gusten. — Decía la chica muy emocionada, en realidad no parecía una simple felicitación pero al ojiverde se le notaba tranquilo.

— ¿S-su cumpleaños? — Murmuré con sorpresa, entonces todos esos regalos se debían a él. ¿Por qué no me enteré antes? Que lío, ¿Qué haré ahora?

— Muchas gracias, no era necesario pero me alegra saber que tengo alumnas detallistas. — Agradeció el hombre tomando la caja de regalo.

— Profesor yo... Quería decirle que... — Decía insegura la muchacha, creo que sabía lo que venía...

El moreno miró el reloj que llevaba en el brazo izquierdo.

— Se hace tarde, deberías regresar al salón. — Ordenó pacíficamente el ojiverde dándole una pequeña palmada en su espalda a la chica.

— Eh, s-sí... — Contestó ésta algo sonrojada y se fue después de eso.

Konan y Deidara quizá me ayuden a buscar algo para él, es estúpido buscar algo a éstas alturas se supone que nos llevamos bien no es normal no saber su fecha de cumpleaños, o quizás sí... ¿Le molestará el hecho de que no sepa cuando es?

En realidad, nunca hablamos de éste tipo de cosas, es decir, ni siquiera sé cual es su edad exacta, aunque hay posibilidades de que ya lo haya dicho y no presté atención...

¿Estará mal preguntarle o no hacerlo? Puede que llegue a incomodarle todo eso, pero si no lo hago no sabré nada sobre él, no estoy seguro si le gusta contar sobre su vida.
Aunque viéndolo de otra forma, no es nada más que mi profesor, no sería mi responsabilidad saber su fecha de cumpleaños o cualquier otra cosa aunque si no me considerara su amigo no me interrogaría tanto sobre mi vida a mí... Y soy tan idiota por no preguntar sobre él, sólo hablo de mí y eso puede ser irritante para él, tal vez piense que soy un presumido que solo piensa en sí mismo y yo...

Mierda, ¿Por qué pienso tanto en él? No me importa agradarle a nadie, mucho menos a ese idiota...

Nunca había estado tan preocupado por agradarle a alguien, y ahora estoy tirado en el suelo casi arracando mi cabello por no saber que hacer, ¿Tan importante es un maldito regalo de cumpleaños?

30 sitios para dar besos cálidos - [KakuHidan] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora