DOCE ✨

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“Te abrazaría hasta que mi alma y la tuya sean una sola”

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“Te abrazaría hasta que mi
alma y la tuya sean una sola”.

12.

— ¿Entramos? — preguntó el moreno después de abrir la puerta.

Asentí con la cabeza rápidamente y lo seguí, nos adentramos a su enorme casa, era genial tanto por dentro como por fuera.

Miraba impresionado cada parte de aquella casa, Kakuzu no parecía mucho un tipo que viviera en un lugar así, en realidad siempre lo imaginé en un motel de mala muerte para ser sincero, o por lo menos en un basurero.

Reí un poco al recordar mi primera impresión sobre él, a lo que Kakuzu me miró de reojo, y al notarlo fingí toser. El ojiverde se quitó su saco y lo colgó en su perchero de madera que estaba cerca de la entrada de su sala, aflojó su corbata y sacó una llave de su pantalón.

Disimuladamente inspeccionaba todo el lugar, no había nada de ruido en el lugar lo que me pareció extraño pero no quise preguntar algo más.

Después de aquel pensamiento, se acercó a nosotros una muchacha, no pasaba de los veinticinco, llevaba puesto un informe por lo que rápidamente me di cuenta de que se trataba de una empleada.

— Buenas tardes, joven. ¿Desea algo? — preguntó la chica amablemente.

« “joven” » Pensé a punto de soltarme a reír, pero no me atreví a hacerlo, de todas maneras fue muy gracioso.

— Un café y quizás un jugo de... ¿Naranja? Por favor. — contestó el moreno abriendo la puerta de un enorme cuarto.

— Enseguida, joven. Con permiso.

La chica se retiró rápidamente, me preguntaba si habían más empleados aparte de ella, la casa del profesor era muy solitaria y eso era triste.

— ¿No vas a entrar? — preguntó el ojiverde, me había quedado absorto en mis pensamientos que me olvide de que estaba con él.

— S-Sí, perdone. — Me disculpé y caminé hacia adentro.

El mayor tomó asiento en la silla que estaba por su escritorio, habían muchos estantes con libros y carpetas,
también habían varias macetas todo estaba en orden.

Ese cuarto se sentía diferente a toda su casa en sí, parecía ser el lugar favorito del profesor.

— Toma asiento. — ordenó Kakuzu. — ¿Te gusta mi estudio? — preguntó sonriendo levemente.

Dejé mi mochila en el suelo y me senté.

— Sí... — contesté mirando los estantes de libros. — Quizá sea una tontería, pero siento, de alguna, manera, que éste es su lugar favorito de toda su casa.

El ojiverde me miró con atención, lo que me puso un poco nervioso.

— Quiero decir, es lindo porque transmite tranquilidad... Parece que usted a pasado por muchas cosas aquí...

30 sitios para dar besos cálidos - [KakuHidan] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora