30 sitios para dar besos cálidos - [KakuHidan]

CATORCE

Te ruego que mates
de una vez por todas
al nosotros que no
termina de morir.

14.

Todo el fin de semana Hidan estuvo pensando sobre aquella tarde del proyecto, nunca imaginó que podía llegar a tal confianza con el profesor, de hecho, era la primera vez que alguien se desahogaba con él y la forma de reaccionar era un poco confusa para el grisáceo.

Ese día, lo abrazó tan fuerte para poder hacerlo sentir un poco mejor, fue realmente algo que hizo sin querer pero de todas maneras a él pareció no molestarle en lo absoluto...

Kakuzu le había pedido que no dijera nada al respecto con alguien más, por la manera en la que lo contó era notorio que aún le afectaba todo lo que tenía que ver con su familia, terminaron el trabajo y antes del anochecer lo llevó a casa, con lo poco que lo conocía, afirmaba con toda la seguridad del mundo que era un hombre amable y bueno, ahora el hecho de ser más cercanos ya no le parecía tan mala idea.

Pasaron los días y nuevamente llegó el inicio de semana, aunque era realmente un fastidio ir a la escuela solo la aguantaba para ver a sus amigos y profesor, quién era el primer maestro en transmitirle calidez y y confianza al religioso.

— Hey, Hidan, ¿Nos vas a contar como te fue con tu noviecito Kakuzu? — preguntó Deidara por sexta vez en la mañana.

— Anda, Hidan. Todavía falta un poco para que comience la clase de tu novio. — Dijo Konan a modo de burla.

— ¡Callense ya! — gritó Hidan molesto. — ¿Pues qué quieren saber? Solo hicimos tarea.

El rubio y la chica se miraron al mismo tiempo y se soltaron a reír.

— No, hay algo más. — Comentó la pelimorada.

— ¿Por qué un profesor invitaría a su casa a un simple alumno? — Interrogó Deidara.

— ¿No te parece extraño? Hemos visto como te mira, como busca acercarse a ti, es demasiado obvio. — Mencionó la chica.

— Me cae bien, es un buen tipo, pero jamás saldría con alguien mayor que yo. — Respondió Hidan riendo. — Creo que están haciendo unas teorías muy estúpidas.

El Kamiruzu suspiró y se cruzó de brazos.

— Si tú lo dices... Sigue siendo raro aún así, pero quizás deberíamos estudiarlo mejor, Konan. — Propuso el ojiazul y ésta asintió con la cabeza.