VEINTE

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Y entonces pasas de moda en un corazón, y te vuelves invisible, te vuelves una vieja canción, que algún día, si tienes suerte, recordarán...

20.

El peliblanco dió una mordida al emparedado que tenía entre sus manos, y dio una ojeada al periódico.

— Ya me voy, Hidan, te veo al rato, cuídate mucho y portate bien. — dijo el padre del chico mientras tomaba su maleta.

— Adiós, cuídate también. — respondió tomando un poco de jugo.

— Regresaré temprano, compraré la comida cuando regrese. — Informó antes de darle un beso en la cabeza e irse, odiaba llegar tarde a algún lugar.

Hidan bostezó y miró fijamente el reloj en la pared.

— Qué pereza. — Murmuró guardando la jarra de jugo en el refrigerador.
Era un verdadero dolor de cabeza empezar otra semana más, todos los días era un suplicio, aunque ahora... Ya no importaba que tan aburrido era, si podía ver al profesor Kakuzu tan siquiera cinco minutos.

— ¡Oh, por cierto! — dijo subiendo hasta su habitación, había olvidado cerrar la ventana de su pieza.

Por lo que sabía, las camelias no podían exponerse tanto al sol, así que debía buscar un buen lugar para ellas.

— Quizás debo preguntarle más al profesor sobre el cuidado de estas flores, aunque no quisiera que me viera como un idiota, algo que claramente soy... — dijo avergonzado.

Colocó las pequeñas flores en una mesita que estaba junto a la cama y después cerró la ventana.
Suspiró y se arrojó a la cama boca abajo.

« Todavía es temprano para irme... » pensó entrecerrando los ojos.

— Ahora que me doy cuenta, la casa siempre está muy silenciosa... — dije mirando a mi alrededor. — Necesito una mascota. — continúo diciendo mientras reía. — A papá definitivamente no le gustaría...

Justo en ese momento, el teléfono que también estaba sobre la mesita comenzó a sonar, lo tomó rápidamente y contestó

— ¡Hola, buenos días Hidan! — habló la voz del otro lado del teléfono.

— ¿Konan? Buenos días, ¿Qué ocurre? — preguntó con confusión.

— Deidara y yo pensábamos ir a la escuela por otro camino, teníamos pensando una sorpresa para ti.

— ¿Una sorpresa? — interrogó el chico pensativo.

— Sí, sí. Te esperamos allí, ¡no vayas a llegar tarde!

— Trataré, los veo al rato entonces.

— Sí, adiós. Te esperamos por la parte de atrás. — se despidió la chica y colgó el teléfono.

Estaba un poco confundido, no era su cumpleaños, ni alguna fecha especial por lo que recordaba, ¿Por qué una sorpresa? Aparte Konan parecía muy animada.

Puso ambas manos en sus mejillas y fruncí el entrecejo.

A veces esos dos salían con unas cosas...

Por alguna extraña razón, mientras pensaba en sus lindos amigos, el rostro del profesor Kakuzu pasó de pronto por su mente.
Incluso después de haberlo visto hace poco, algunas de sus facciones se me olvidaban, cómo si ahora tuviera la necesidad de verlo tan pronto.
Nunca antes me había pasado con nadie, estoy tan concentrado en cualquier otra cosa cuando de repente su voz o su rostro se cruzan en mi mente y es inevitable no ponerme feliz cuando eso pasa.

30 sitios para dar besos cálidos - [KakuHidan] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora