La Tentación de los Ojos Azules. {Leo Valdez & Nico di Angelo}

Primer día y...¡¿DONDE ESTA MI PLANCHA?!

Todos me miraban, en plan shock, a ver, yo también estaba así, era normal mi madre es la diosa del frío la nieve y no se que más ¡yupi! No se porque pero notaba más pesado mi cuerpo, hum... extraño. La voz de mi amigo Brooks me sacó del shock.

-¡WOW! Awen, estas preciosa- dijo mirándome de arriba a abajo, me miré, o mierda... que llevaba puesto.

Era una armadura griega, plateada (aquí tenemos la explicación lógica de porque me sentía más pesada), también tenía sandalias de cuerda del mismo color, las cuerdas me llegaban hasta las rodillas, y no era muy cómodo, levanté la espada y admiré mi reflejo en la hoja, tenía hecha una coleta algo extraña, pero bonita, estaba decorada por una corona de laurel dorada, mis ojos estaban resaltados por una gruesa raya negra que los hacía ver más amenazantes, también estaban acompañados de toques blanco perlados, mis labios no eran muy vistosos, tenía algo para darlos brillo y ya, en resumen, era Madonna solo que más joven.

-Buuueno- dijo Piper pasando su brazo por mi hombro e incitando a que me sentara otra vez- parece que nuestras madres se parecen.

Ella lo decía risueña, pero a mi no me hacía gracia, nada, de nada, de verdad, ¿has visto mi cara de felicidad? porque si ves mi cara actual,  y piensas que soy feliz, creo que necesitas un psicólogo,porque amigo, confundes las emociones y seguramente también el sarcasmo, pero bueno, no nos desviemos del tema, me volví a sentar esta vez enfrente de Leo y entre los gemelos Stoll.

-Te lo has tomado relativamente bien- Dijo el moreno mirándome con esa sonrisa que hace que no le confíes objetos puntiagudos.

-Bueno, ¿que esperabas? que lo congelara todo y empezara a cantar "let it go"- dije mirándolo con la ceja encarnada, pude apreciar como un atisbo de sonrisa se asomó por la cara de Nico lo que me hizo sonreír a mi también.

-¡HUBIERA SIDO GENIAL!- gritaron los gemelos en mis oídos.

De repente Quirón llego trotando donde estabamos nosotros.

-Awen, tus cosas han sido traspasadas a la cabaña 22, espero que sea de tu agrado- dijo con esa voz que inspiraba tranquilidad, al parecer, las arpías habían ido a nuestras casas y habían recogido nuestras cosas, solo lo más importante, y adivinad que, ¡NOS QUITARON EL MÓVIL! mi hermoso móvil esta confiscado junto con todos los de los demás en el despacho del centauro.

La verdad es que la noche fue amena, asamos malvaviscos mientras que los de Apolo cantaban, después contamos chistes e historias de terror, la verdad, es que podría acostumbrarme a esto, aquí la gente no te juzgaba por como eras (bueno tal vez los de afrodita si, pero que los den) además, podría mantenerme alejada de los golpes y menosprecios de mi padre, además de que bueno... ejem ejem... hay mucha variedad de... tíos buenos, estaban los de tiro con arco, los de espada, los de lanza, así hasta el infinito y más allá, por no mencionar que no podía contar con las manos cuántos tíos había visto pavoneándose sin camisa hoy, definitivamente, este iba a ser mi hogar.

Cuando llegó la hora de irse a las cabañas el hijo de Hades se ofreció a acompañarme, la verdad es que era buen chico, algo frío y tal, pero algo me decía que le había pasado algo que lo hacía ser así.

Cuando llegamos a la fortificación me quedé pasmada, a ver  creo que no entendí bien, ¿era cabaña o bungalow de multimillonario?, esa "cabaña" sería tan grande como mi piso de Nueva York, por fuera era completamente blanca, era todo mármol, en el porche colgaban unos colgantes con piedras brillantes y a cada lado de la puerta había dos antorchas de fuego griego, lo que hacía que la luz verduzca le diera más frialdad a la construcción, y no nos podemos olvidar del emblema de mi madre en el tejado, un copo de nieve hecho con lo que parecía ser cristal, Nico y yo nos miramos.