Capítulo 27

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La sangre atrae a las bestias como la miel a las abejas. Esa es una verdad que todo el mundo conoce por dura que sea. Para Megara siempre han sido importantes las tradiciones de los Alas Negras. Siempre lo fueron y si no se encontrara en la situación que está, seguirían siéndolo. Durante mucho tiempo se preguntó si el permanecer viva no era una forma de posponer lo inevitable, la completa extinción de los suyos. A su especie no le importó demasiado algo como eso. Para ellos sus principios morales y el flujo del tiempo eran más importantes. Sabían que nada dura para siempre, ni siquiera aquellos que creen ser inmortales. Puede que su piel no muestre arrugas o sus cabellos no se vuelvan blancos, pero eso no los libra de su destino inquebrantable: una sepultura de cenizas.

La lucha contra la muerte es una que no se puede ganar. Nadie tiene el poder para cambiar eso. ¿Quién puede oponerse al destino de todas las almas vivientes? Los vivos y los no muertos siguen esperando un final distinto. Ilusos. No existe tal cosa. Quizá es mejor así. ¿Quién querría sobrevivir a sus padres, a sus amados o a sus propios hijos? Nadie. Ningún padre quiere ver morir a su hijo, ningún hijo desea ver morir a su padre, ningún enamorado desea ver morir a su amante. No. Eso va contra toda naturaleza. Ella lo ha visto todo. La muerte de sus padres, el asesinato de su esposo e hijo. Y todo, ¿por qué? ¿De qué ha valido ese sufrimiento? Mira a su alrededor. Parece que la historia se repite. Una guerra y la próxima muerte de aquellos a quien considera familia. ¿Acaso está maldita? Es posible. Ya no importa. Su pasado es solo historia, su futuro no está escrito. Su presente es a lo que debe aferrarse. Si pierde todos mueren, si gana vendrán más a por ella. ¿Hay una posibilidad de detenerlo todo sin derramar más sangre?

La hay, siempre la ha habido. La pregunta no es si hay una posibilidad. La pregunta que debes hacerte es: ¿estoy dispuesta a asumir los costes de ir por ella?

Esas palabras resuenan en su mente y se estremece. Dispuesta o no, si es lo que debe hacer, lo hará.

Levanta el viento con fuerza y la gravedad a su alrededor cede. Las piedras se levantan y, guiadas por el feroz poder de ella, impactan sobre los Balaur. Rómulo agarra una de ellas entre sus mandíbulas y la despedaza convirtiéndola en polvo. Eso es lo que hará con sus amigos si los toma. Megara concentra una bola de fuego y lanza sobre ambos todo ese calor. Fuego blanco los baña y sus escamas se vuelven rojas. Es hermoso ver el contraste de colores, por desgracia nadie se puede parar a contemplar esas vistas. Todos están atareados. ¿Hay algo que pueda calcinar a esas cosas? Observa el suelo a sus pies y contempla como la piedra se derrite formando lava. Eso podría ayudar. Detiene su ataque sobre las bestias y se centra en el suelo que ellos pisan. El calor y el terreno derretido crean una masa caliente en el que se van hundiendo. No pueden escapar de eso.

El grito que emiten es ensordecedor. Puede que sean inmunes al fuego pero parece que eso les está afectando. Complacida, Megara continua llenando todo de fuego hasta amenazar con incendiar todo el bosque. Las batallas se detienen y el pensamiento de huir de las llamas se instaura en todos los presentes. Ya no importan los enemigos sino ese fuego blanco que lo consume todo, hasta el suelo. Los miembros de la Guardia bajo el poder de Megara se encargan de evitar que los enemigos huyan y no dudan en tirarlos al fuego para ser consumidos por él. Edward y Jane se mantienen refugiados en medio de eso gracias a la cúpula que envuelve a la castaña. Ella los protege. Solo necesita una distracción para poder acercarse lo suficiente. Solo un instante y todo acabará.

--- ¡Jane ahora! --grita.

Jane muestra su don provocando el dolor en Rómulo y Megara aprovecha la confusión para tocar su piel. Un grito desgarrador precede a un silencio abrumador. Las chispas de la madera de los árboles quemando se esparcen por el cielo. Megara cae al suelo quedando inconsciente y el fuego que brotaba de su cuerpo se detiene. Edward coge a la mujer entre sus brazos y observa horrorizado como Rómulo se lanza sobre Michael. Entre ellos se están matando. El Balaur protege a su amo de todo lo que pueda ser dañino para ella, incluido su compañero.

Holmes "La Venganza de la Cazadora" [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora