Capítulo 28

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¡Tigre! ¡Tigre!, reluciente incendio

en las selvas de la noche,

¿qué mano inmortal u ojo

pudo trazar tu terrible simetría?

¿En qué lejanos abismos o cielos

ardió el fuego de tus ojos?

¿Sobre qué alas se atreve a elevarse?

¿Qué mano se atrevió a tomar el fuego?

¿Y qué hombro, y qué arte

pudo torcer el vigor de tu corazón?

Y cuando tu corazón empezó a latir,

¿qué espantosa mano? ¿Y qué espantosos pies?

¿Qué martillo? ¿Qué cadena?

¿En qué horno estaba tu cerebro?

¿Qué yunque? ¿Qué espantoso puño

osa abrazar su mortales terrores?

Cuando las estrellas tiraron sus lanzas

y mojaron el cielo con sus lágrimas,

¿sonrió al ver su obra?

¿Aquel que hizo al cordero, te hizo a ti?

¡Tigre! ¡Tigre!, reluciente incendio

en las selvas de la noche,

¿qué mano inmortal u ojo

pudo trazar tu terrible simetría?

William Blake

¿Qué es real? ¿Qué es un sueño? Ya no puede distinguirlo.

El fuego amenaza con calcinar todo el bosque y aquellos que viven y se encuentran en su interior. Las llamas se esparcen lamiendo el suelo y los árboles, extendiendo su dominio en una muerte silenciosa. El crispar de la madera al arder revolotea por los alrededores junto al olor de fuego y el grito de aquellas almas perdidas que hallan su final entre su terrible abrazo. El calor cada vez más presente, lo envuelve todo mucho más rápido que ese aliento blanco que lo reduce todo a cenizas. Megara parece volverse una estrella de fuego que cada vez más extiende su reinado. Los lobos corren huyendo del fuego y mostrando sus colmillos a cada vampiro y criatura que se les cruza. La presencia de ese calor les permite calcinar a esas criaturas de un breve empujón y apenas causan problema. El verdadero peligro no es el fuego ni los vampiros. Eso es una minucia. El Ángel de la Muerte, presente en completa libertad, permanece impasible frente a las dos criaturas de cabeza de serpiente. Sus ojos brillan como dos estrellas que llegan a su final. No va a contenerse. Por primera vez en su vida, dará todo lo que tiene. Es a vida o muerte.

--- Tenemos que marcharnos. Sino el fuego nos encerrará y acabaremos calcinados --dice Embry.

Jacob sabe que el tiempo se acaba, Megara va a reducir todo a cenizas. Pero no puede dejarla, no cuando esas criaturas la acechan. Corre y se aproxima al lugar de dónde no paran de brotar llamas. Se detiene en el momento en que su avance se imposibilita. No llegara hasta ella, no puede. Las dos criaturas se alzan peligrosamente y atacan a la muchacha sin piedad. Ella lo esquiva, es rápida y sus alas le otorgan una movilidad asombrosa.

Desvía la mirada y observa como ocurre. Sam se lanza contra un vampiro pero una criatura que no reconoce lo toma de una de las patas e impacta contra las rocas afiladas. El aullido resuena sobre el sonido de la batalla. Megara se gira y las criaturas aprovechan su distracción para atraparla entre sus garras. Las uñas se clavan y la sangre brota. El aroma se expande por todo el lugar y muchos parecen reaccionar. Grita en sus adentros deseando atravesar el fuego e ir a ayudarla pero un cuerpo duro cae sobre él impidiendo su avance.

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⏰ Última actualización: Mar 03 ⏰

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Holmes "La Venganza de la Cazadora" [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora