Capítulo 11

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Ness observa las estrellas alzarse en un cielo demasiado claro para su gusto, ella está acostumbrada a la penumbra y a las nubes tormentosas amenazar en cada instante. Echa una mirada al metamorfo dormido en la cama, que comparten, y suspira sintiendo culpabilidad en su pecho. ¿La nota dejada sobre la mesita de noche será suficiente?

Adam ha sido claro y preciso en sus instrucciones, pero no puede dejar a su novio en la estacada. Los metamorfos lo pasan mal cuando sus imprimadas se ausentan, incluso cuando se trata solo de unos días. En su caso tal vez solo sea uno o dos. Tampoco sabe a dónde la va a llevar, qué va encontrar allí o qué tiene que hacer. Sólo sabe una cosa. Necesita su ayuda y ella está dispuesta a brindársela sin hacer preguntas.

Suspira una vez más y analiza su ropa para asegurarse de que está en buen estado. Tiene que ir cómoda pero presentable. Analiza el viento y las hojas de los árboles removerse. ¿Cuándo va a aparecer? Ya pasa varias horas de la media noche. Creía que los saltadores solían ser puntuales. Aunque tampoco fue específico sobre eso. Frunce el ceño y teme que Seth se vaya a despertar en cualquier momento. Tiembla con la idea y por un momento apunto está de saltar por la ventana y correr hacia el bosque. No. Los metamorfos están allí, la notarían enseguida. Desde la visita inesperada de Megara, Jacob está de los nervios. La única razón por la que no ha salido disparado a buscarla ha sido por los argumento de Nicolas en contra de ello. No sabes dónde está. Podrías pasarte la vida buscando y no la encontrarías. Créeme Jacob, este momento no es el mejor para ir. Deja que se calme. Deja que pase su duelo tranquila.

De alguna extraña forma siempre lo convence para no irse a recorrer el mundo solo. Y eso ayuda bastante a la manada y a los chicos. Observa el reloj de nuevo y ve que está parado. ¿Y eso? ¿Habrá habido un apagón? Le gustaría comprobarlo pero teme despertar a Seth. Comprueba el de su muñeca y ve como las manecillas no se mueven. Extrañada mira el del teléfono y ve que se encuentra en las mismas circunstancias.

Desconcertada se gira hacia la ventana y asoma la cabeza al exterior. Antes de que pueda reaccionar o sentir cualquier cosa, un brazo rodea su cintura y la alza como un saco para luego saltar y salir por la ventana. Grita sorprendida pero nadie viene a rescatarla. Eso es extraño. Todos los de la casa tienen oídos capaces de escuchar como cae una gota a varios quilómetros de distancia.

Una risilla llega a sus tímpanos y al instante reconoce la voz y el olor. Frunce el ceño y lo golpea con todas sus fuerzas en la espalda para que la suelte. Él suelta un quejido y la deja caer. El golpe es seco e indoloro. Se pone en pie y ve como Adam se palpa el hombro contraído por el dolor.

-- Me has asustado idiota --dice enfadada--. ¿Qué es ese numerito del secuestro? No me gustan esas bromas.

Él ríe y se pone en pie removiendo las espaldas mientras el hombro se recoloca en su sitio tal y como estaba segundos atrás. Matar a un saltador es más difícil de lo que parece a simple vista. Son una de las razas más difíciles de atrapar, someter y romper. Sacude su ropa con tierra y sonríe ampliamente.

-- Perdóname princesa, una buena broma siempre es una buena broma.

-- Mi reloj está parado --dice--. ¿Es cosa tuya?

-- Sí. He detenido el tiempo en esta zona por unos minutos. Era la única forma de sacarte de esa casa sin ser interrumpido por tus escoltas peludos y tus familiares con afilados colmillos --responde--. Tranquila, se lo de la carta que le has dejado a Seth. No tengo ningún problema en ello pero espero que hayas dado los mínimos detalles.

-- Tampoco me has dado muchos tú.

-- Considéralo una precaución inocente.

Extiende la mano como todo un caballero y sonríe esperando a que la tome. Ness frunce el ceño y toma su mano sin muchas ganas. Adam tira de ella y rodea su cintura apretando su cuerpo contra el de él.

Holmes "La Venganza de la Cazadora" [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora