Capítulo 6

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Antonio

La analicé lentamente mientras cerraba la puerta de su habitación, me sostuvo la mirada hasta el último momento, sabe que dudo de lo que dijo, no lo quiero reconocer, pero una parte de mi le cree. ¿Qué hago con eso? ¿Soy una persona tan ingenua? ¿Ella es una buena mentirosa? ¿Alguien la empujó? ¿Está en peligro?

Busqué a un enfermero de turno, encontré un pelirrojo que me miraba sin poder creer que fuera yo en realidad, le pague extra por que la cuide bien, sostuve la mentira de la familiar, una sobrina rebelde que puede escaparse, muy creíble y común.

Encargué los trámites restantes para que pasara la noche en la clínica sin problemas, una vez fuera del lugar mi chofer esperaba nervioso noticias buenas.

-¿Cómo está?- preguntó nada más entre por la puerta trasera del auto, voltee a ver el resto del asiento recordando que estaba ahí su cuerpo durmiendo hace poco.

-Está bien, vamos al departamento- contesté distraído, el recuerdo de sus ojos volvió a mi acaparando toda mi atención, mientras veía la carretera.

No medí la fuerza al acercarme, fue mi culpa, sin advertirlo sus ojos se enfocaron en los míos, fui secuestrado por esa tonalidad café suave, prefería la bebida mañanera amarga y cargada, pero era la primera vez que ese matiz de café se me hizo tentador, es extraño, nunca lo pensé así. ¿Cuándo alguna chica me ha intrigado? ¿Cuándo alguien me ha intrigado, para empezar?

Pero...es que ella, lleva algo diferente, su mirada es despierta y curiosa, llamativa, un mar oscuro y misterioso que me llama a sumergirme en él, exigente, me dejó sin alternativa y en esos segundos, no me importaría si me ahogara, así de atrapado.

Ella no entraba en mí con la mirada, ella me exigía sumergirme en la suya.

¡Esto es estúpido! Son las horas sin dormir, definitivamente, estoy exagerando todo, además esa forma extraña de conocer a alguien, no todos los días se aparecían extraños frente a la camioneta.

Desvié la mirada y recordé que debía ver a Theodor, maldita sea, debí decirle que no desde el inicio, Carlos llamó mi atención entregándome un bolso negro en un semáforo rojo, fruncí el ceño recibiéndolo.

-Estaba en la pista a su lado, debe ser de ella- explicó.

-Gracias- le dí una mirada examinadora sin abrirla y lo dejé a mi lado en el asiento, se lo devolvería después a la castaña.

Dejé mi abrigo en el perchero, ni sé para que lo saco si no lo uso, la luz de la sala estaba encendida, maldije por lo bajo, por favor que se haya quedado encendido o que sea un ladrón, asesino en serio, lo que sea es mejor que...

-Vine a llevarte- dio como saludo el animado chico de gafas rectangulares negras y ojos claros marrones, volteando a verme con una sonrisa amplia, creyendo que esa era una buena noticia,

Suspiré cansado de sólo verle, sabía que era la única persona que entraría sin avisar, llevaba una camisa negra con zapatos del mismo color que hacían ver su piel más naranja de lo que era, pantalón gris y su cabello castaño claro peinado hacia arriba con algo de fijador.

También me considero básico para salir a una fiesta, tomo lo primero que veo, ah, pero para algún concierto o rodaje, creo que soy la pesadilla de los diseñadores, quiero que todo sea perfecto, no puedo evitarlo.

Me examinó sin mover el trasero del sofá blanco en la sala con la televisión encendida, es que este tipo se cree el dueño de mi casa...

-Debo cambiar de sitio esas llaves de emergencia- bufé fastidiado.

Estaré a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora