[Capítulo 4]

290 60 7
                                    


MINA

Esto podría ser un sueño o una pesadilla más. No estoy muy segura de cuál elegir. 

O si debo escapar.

Por el el rabillo del ojo miro a mi "salvador", es joven, puede que no pase de los treinta años. Tiene el cabello oscuro, o eso es lo que me permite ver la escasa luz de la autopista, ojos verdes y piel trigueña. Luce como un policía o quizás militar, lo deduzco por cómo lo he visto acabar con todos, uno a uno, sin errores. Eso podría ser bueno o malo. Dependiendo del lado en el que está.

Espero que sea del mío.

 Podría ser un hombre confiable y quizás ser mi única opción para regresar a casa, pero también podría estar llevándome hacia el camino de un infierno más. Podría estar engáñándome y yo podría ser nuevamente la presa. El motín. Me estremezco de solor pensarlo. 

No quisiera confiar en él, pero no tengo más opciones. Y si la tengo, solo sería huir.

Huir y quizás ser encontrada. 

No tengo mucha oportunidad ahí afuera, en los bosques de este pueblo, con un grupo de matones a mi acecho, buscándome, sería una mala decisión. Debo quedarme aquí. 

El hombre sigue conduciendo rápido, no sé cómo llamarle, me gustaría saber su nombre, pero tengo miedo de mantener contacto con él. Quizás me pregunte cosas y no quiero dar respuestas ahora porque eso llevaría a recordar. Recordar es lo que menos me apetece ahora. De hecho, lo mejor sería olvidar. Absolutamente todo. Hasta mi nombre. 

Nos detenemos en el grifo otra vez y empiezo a temblar, quiero bajar del auto, pero él me hace una seña para que me tranquilice. Mira por la ventana y se queda en silencio. Me pongo aún más nerviosa que antes. ¿Y si está de acuerdo con ellos? 

—¿Qué ocurre? — mi voz se escucha temblorosa, con intriga llena de terror e incertidumbre. 

Él continúa mirando por la ventana. Hago lo mismo, el lugar está desolado. Solo los cuerpos de ese par de mounstruos y un auto nuevo, de color blanco, estacionado a uno metros más allá. Parece de un policía, tiene una luz de emergencia arriba y la insignia del departamento nacional de policías. No sé cuántas veces he soñado con esta escena. Verlos rescatándome, diciendo que todo estaba bien, regresando a casa, junto a mi familia, junto a Evan.

No va a ser posible hoy, Mina.

Pero mañana...

Maña quizás sí sea el día.

He llevado esa frase conmigo todo estos días. 

Una descarga de ansiedad empieza a gobernarme, necesito salir de este auto ahora. Tomo la manija de la puerta e intento abrirla, pero él me detiene. Reacciono mal a su toque, quito el brazo y empiezo a chillar desesperada.

Perdona, es que no soporto que me toquen.

—¡Déjame salir! —exijo.

—No, aún no. Algo anda mal —dice mientras observa por la ventana lateral. 

Sí, algo puede estar mal.  Sé detectar el peligro desde que fui secuestrada. 

FRAGMENTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora