15.- A palabras necias, oídos sordos

41 13 5
                                    

O como librarse de las disputas entre demonios.

Debería sentirme feliz por cómo ha cambiado mi vida en los últimos días: He pasado de vivir en un vecindario viejo y con mala reputación a una casa enorme y lujosa en una de las zonas más caras de la ciudad y no tengo que levantarme tan temprano para ir a las clases, aunque no he ido en días, queda mucho más cerca. Ya no barro y lavo los pisos de un pequeño restaurant, si no que estoy en una oficina con aire acondicionado y muebles de madera, revisando documentos de empleados y con planes de hacer más cosas junto a la directora de departamento. Sin duda, son cambios buenos y por lo que me debería sentir muy feliz, pero no estoy nada feliz.

— Michael ¿estás bien?— Azrael como siempre parece notar todo. Niego con la cabeza. Estoy haciendo trampa. Así es justo como me siento, todo esto que tengo no es mío, yo no lo gane y tampoco es un premio precisamente— ¿Qué te molesta?— Uff, no creo tener señas suficientes para poder expresarlo. Él sonríe— ¿para qué te quería Cyan esta tarde? regresaste antes de la oficina.

Quería que cuidara a Jade, no sé por qué. Y que comprara comida.

Por eso pase a mi anterior trabajo, aproveche para decirles que por el momento no podría seguir trabajando allí. Mentí un poco y dije que se había presentado una oportunidad por parte de la universidad y que no podía decir que no. ellos entendieron y no cuestionaron, incluso cuando me disculpe por lo repentino de la situación. Mentir me hizo sentir mal, yo no miento, no necesito mentir.

— ¿Jade está bien? debió quedarse en casa si está enfermo.

Se veía un poco pálido pero está bien. Jugamos cartas en la tarde.

Me preocupe cuando Cyan me dijo que viniera. Nunca he cuidado de alguien enfermo, solo de mí mismo. Creo que el cuidar de alguien no sería el problema, pero si se complica y me pongo nervioso podría tener problemas para comunicarme. Aunque conociéndome sé que haría todo lo posible por tener todo en orden.

¿Cómo hare para volver a la escuela?

— podría haber una forma...— ¿si dijo eso? ¿Por qué ya no habla? Ni siquiera me está mirando. No necesito mirar para saber que ha llegado alguien. A veces puedo sentir la presencia de alguien cuando entra al mismo espacio que yo, es como un sexto sentido si le quiero llamar de algún modo; con el demonio de cabello azul me di cuenta de que puedo sentirle perfectamente. Es como si tuviera una energía única y muy fuerte. Y si, allí esta. Pasa de largo sin hablarnos o mirarnos, a pesar de que Azrael le dijo algo, le vi mover los labios. No entiendo cómo es que están viviendo en el mismo lugar, lo entiendo de Jade pero ¿Por qué un ángel estaría con un demonio? hay muchas cosas que aún no se— Ah, entonces...— el suelo está temblando ¿un terremoto?

¿Qué está pasando?

— No lo sé— Azrael no parece alarmado.

Debemos ir afuera. No es seguro quedarnos.

— estaremos bien— de nuevo le veo mirar la entrada, así que también volteo. No hay nada allí, y ha dejado de temblar. Cyan aparece en la entrada de la sala, y está molesto... ¿Y porque me está mirando a mí? Yo no he hecho nada. Me levanto, pero antes de que pueda llegar a Azrael, me alcanza y ya no puedo moverme. Me sujeta de los hombros con mucha fuerza y me sacude, haciéndome perder el equilibrio.

— ¿Dónde está?— pronuncia con lentitud, pero no puedo responderle, apenas puedo levantar las manos para repetir no sé, no sé. Azrael interviene, apartándome de Cyan. Me siento tonto ocultándome detrás de alguien, pero la situación lo amerita.

— si no dejas que te responda no sabrás que paso— les veo hablar pero no entiendo lo que dicen. Luego Cyan vuelve a mirarme.

— ¿Dónde está Jade?— hago las señas rápido, tal vez me equivoque.

Como un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora