17.- Mal de muchos, consuelo de tontos.

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O como tratar con viejos conocidos

No resbalo, pero tampoco puedo impedir que Cyan me lleve hasta el auto. No llegamos al auto, apenas damos la vuelta, todo se pone oscuro la calle se transforma en la sala de la casa. No es una transformación agradable, y me voy de lado hacia el sofá.

— ¿y el auto?

— es mejor así.

— quiero vomitar.

— hazlo en el baño— como si fuera tan fácil, si corro al baño terminare estrellándome en una pared. Me acuesto en el sofá, cerrando los ojos para que las cosas dejen de moverse.

— ¿Bel nos encontró o algo así?

— ¿Quién es ese humano?— Humano... no recuerdo haberme encontrado con alguien que me conociera desde antes de Cyan.

— Nadie.

— Nadie parecía alguien importante— casi sonrió. No sé cómo me siento exactamente. No sé si me molesta o no haberme encontrado con Caín. Caín...

— es el hijo de la persona para la que trabaje— si podemos llamar a eso trabajo. Dormí con él más veces de las que haría con alguien normalmente. Pensaba aprovecharme de él para tener más beneficios, lograr una posición más alta y esas cosas. Al final las cosas no resultaron como esperaba— ni me acordaba de él. Me sorprendió encontrarlo.

— estas en la misma ciudad, no es extraño que te encuentres con humanos que conocías— supongo que no, lo sorprendente es que no los haya encontrado antes— parecía que se conocían bastante.

— tuvimos una relación física.

— aja, relación física ¿Qué querías aprovechar de él?— Le miro, alzando las cejas para dejar claro que es una pregunta tonta.

— es el hijo del jefe ¿Qué esperabas? También me acosté con su hermana.

— y salió tan mal que tuve que revivirte— arg, solo fue un mal cálculo. Todo iba muy bien, diría yo que no faltaba mucho para poder lograr mi objetivo. Aunque al final las cosas resultaron mejor de lo que había planeado, pues ni en mis mejores sueños pensé que terminaría teniendo un trato con un demonio que me haría tener todo lo que quiero solo con pedir.

— eso salió bien, de no ser por eso no me hubieras elegido para ayudarte— no me preocupa mucho el que paso o que no paso, solo sé que ahora Cyan y yo tenemos un acuerdo muy beneficioso para ambos.

— ¿Por qué no quisiste irte a otro lugar? Pudimos hacer esto en cualquier ciudad.

— no se me ocurrió— si ya estábamos aquí ¿Por qué movernos?— además esta zona de la ciudad no era de ninguna pandilla, así que no había peligro por que vinieran a querer molestar con cuotas o esas cosas.

— vinieron después.

— y te encargaste de ello muy eficientemente. Creo que esos tipos aún se hacen en los pantalones cuando te nombran frente a ellos— fue muy divertido, y eso que Cyan no hizo gran cosa a mi parecer. En fin, hay humanos que no soportan mucho— Hablando de humanos que no soportan mucho ¿Dónde está Michael?

— ¿Para qué lo buscas?

— está enseñándome lenguaje de señas— Ya se lo he dicho— y me lo paso bien con él, es raro porque no soporto hablar mucho con otras personas, nunca sé que decir.

— pero si nunca te callas.

— ¿Raro, no? en fin, es un poco tarde, a lo mejor está durmiendo en su habitación... Voy a ver— me levanto despacio, porque aún me siento mareado, y camino en dirección a la habitación de Michael. No es tan tarde como para que este durmiendo y además tenía que hacer cosas, o eso me pareció.

Como un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora