Prefacio

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"Cada palabra tiene consecuencias,
cada silencio también"

El día de la masacre de Casa Nostra.

SALVATORE

Las manos me sudaban. Jamás pensé que llegaría a este nivel. A este nivel de traicionar mi sangre.

Había explotado el lugar donde Casa Nostra, era el foco en mil pedazos. Cuerpos por todos lados muertos por la explosión y por los disparos previos a los primeros que salieron arrancando se ubicaban por todos lados.

Trague viendo como el edificio lleno de llamas calientes y latentes se venia abajo con todo. Corrimos todos los que estaban más cerca siguiendo el flojo de gente hasta que tembló el suelo que pareció abririse en el mismísimo infierno.

El pitido seguía en mis oídos cuando el general Aphonse Zabat me tomó de un brazo y dijo algo que no escuché pero pude leer en sus labios que viera a los desvanecidos.

Agarré mi arma nuevamente. Mi tropa se acercó viendo como la mayoría no respondía a signos ni si quiera vitales. No divisaba a Leonardo, ni a Maia.

Seguí caminando mientras algunos despertaban con quemaduras graves o disparos. Se los llevaban presos aunque algunos se habían dado a la fuga más rápido de lo que pudimos reaccionar.

—Salvatore.—me llamo Alphonse cuando le vi levantar un cuerpo desvanecido con una cabellera larga rubia y ondulada. La despegaba de los brazos de alguien que había dado su vida para salvarla. Parecía preocupado y le examinó.—Mátalo.

Me acerqué y vi el cuerpo inconsciente de mi hermano. Fruncí el ceño mientras sentía un pinchazo de dolor al verlo. Recordaba los viejos tiempos. Cuando no lo quería capturar.

Alphonse encargó a Maia a otro sargento para trasladarla de urgencias cuando me miró.

—Ahora.—espetó dándose la vuelta.

Pensé dos aveces todo. Dos veces nuestros lazos sanguíneos. Dos veces las causas de casi su muerte. Dos veces todo lo que paso, y lo que podría haber pasado.

Un pinchazo que me hizo sentir imbecil y débil me invadió, y no lo evité. Tenía el arma en manos, y su fin en disputa.

Nadie estaba viendo...

Se movió levemente despertando con sangre en su cabeza mientras buscaba algo que había desaparecido de sus brazos.

Agarré el arma y disparé, mirándole y sin pestañear.

Pero me quedo mirando extrañado. Sus ojos azules iguales a los de mi madre me dijeron que era lo correcto. Al lado de su cabeza estaba el orificio de la bala en el suelo pero le indiqué con mi otra mano que no se moviera.

—Esta muerto.—espeté hacia los últimos soldados que se iban yendo en los blindados y helicópteros del FBI, desvíe mi vista a Leonardo cuando me agarró el pie.—Sal de acá. Y no vuelvas a aparecerte. Jamás.

Susurré. A lo lejos veía a todos en el suelo. Tal vez se hacían los muertos, pero ya teníamos que irnos. Casa Nostra luego de esto se iría a disolver si es que ya todos estaban muertos.

—Ella...

Susurró con dolor tal vez físico o tal vez por la griega, cuando vi que la hija del general ya no estaba en mi campo visual. Las reglas de Alphonse eran claras. Nada de daño a su hija. Y yo la había incumplido pero se me dio bien inculpar a la fallecida Jazmín.

No se podía exponer más. Aunque iría a cumplir condena como se debía.

Fruncí el ceño pensando que si no le decía algo correcto iría a volver, y con fuerzas contra la FBI. Tenía que escoger bien mis cartas a mi favor.

Y mi decisión fue mentirle. Si el pensaba que Maia ya no estaba con vida se desmoronaría, y jamás podría volver a Casa Nostra con poder. O peor, si sabía que estaba viva y en nuestras manos, intentaría atacarnos. Lo conocía, era mi hermano y aquello sería así por lo que no nos podíamos dar aquel lujo.

—Murió.—mentí.—Perdón, Leo.

—¿Leo...?—escuché su voz ronca desorientada pero seguí mi marcha.

Apreté mis puños esperando a que no se levantara hasta que nos fueramos y que siguiera mis órdenes de abstenerse a el público para salvar su vida.

Había hecho algo bueno, o eso sentí. Después de todo, Leonardo estaba vivo. Y Maia también. Solo que las mentiras y las injusticias de este mundo los separaban.

«Tal vez en otra vida, hermano»

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¡Espero hayan amado esto!

[Pd, capítulos se vienen, y tengan mucho ojo con los detalles que son importantes]

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