Capitulo 8

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MAIA

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MAIA

Abrí los ojos, ya en mi casa real, o bueno, en el lugar fijo y seguro del mundo donde podía descansar sin dormir con un ojo abierto y el otro cerrado.

Un descanso. Si. Aquello era lo que anhelaba aunque mi mente me lo prohibía. Llevábamos días y días viendo las grietas de los Volkov para ingresar a su mafia sin ser percibidos, y por fin teníamos algo.

Crují mi cuello y salí de mi cuarto a comer algo en la cocina o alacena, como se llamara. Baje envuelta en polerones y mis leggings observando que la mayoría había salido o estaba durmiendo todavía.

Un domingo a las cinco de la mañana, así eran las cosas.

El frío estaba por todos lados, y me acerqué a abrir un estante para sacar una caja de leche de chocolate y sentarme en la mesada tomándola. Apenas creía que era de madrugada todavía, así que cuando vi a Travis apoyado en la entrada de la cocina, casi me caí al suelo del susto.

Pero con un pequeño salto me conformé y me llevé la mano al pecho recobrando el aliento.

—No sabía que estabas despierto—dije mirándole. Este soltó una pequeña sonrisa aunque bastante cansada.

Se me hacía conocido y desconocido a la vez. Nos habíamos conocido en la cárcel, me había ayudado a escapar, me servía en Casa Nostra y para re matar jugábamos uno con el otro.

Pero a veces pensaba que no sabía nada de él o de su familia, al igual que el de mi.

—No podía dormir—confesó.

—¿Pesadillas?—aquello también era lo que me mantenía despierta. Todavía.

—De mi familia...

—Cuéntame de ella—le incité sin contexto alguno. Este sonrió vagamente y se acercó a la silla de la mesa más cercana apuntando en mi dirección.

—Bueno... vivía con mis padres, mi hermana pequeña y Luka—comenzó. Un brillo se vio en sus ojos—. La verdad éramos monótonos.

—Déjame adivinar—le contesté—, "algo cambio"

—Como a todos—siguió—. A mi hermana le dio cancer, leucemia. Mi padre cayó en depresión y en borracheras, y mi madre con su trabajo con suerte alcanzaba a financiar nuestra renta.

Le observé. Por unos segundos vi a aquel niño asustado en busca de soluciones. El pecho se me contrajo.

—Luka, como hermano mayor, comenzó a desesperarse al no tener tratamiento para Emily—apoyó su codo en la mesa mirándome directamente a los ojos. No había más que honestidad en ellos—. Se metió en el mundo de las drogas, consiguiendo dinero para su tratamiento.

Seguí tomando de mi bebida sin interrumpir.

—Cuando supimos que le estaban buscando, Emily recién comenzaba sus terapias, y no podíamos dejarla. Yo, me arriesgué y con lo que aprendí en los clanes donde acompañaba a Luka a comprar droga, pude hackear por primera vez el sistema local de la policía, así eliminado los datos y sospechas de Luka.

Sombras en poder Donde viven las historias. Descúbrelo ahora