Capitulo 3

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(Cap larguito... y la canción anclada es mencionada más adelante, ahora. ¡A leer!)

I/III

I/III

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MAIA

Suspiré sin que muchos lo notaran. Por detrás Patrick entró junto a Vik y vi a uno de los mellizos en sus brazos mientras el otro corrió hacia mi.

Aquellos chicos, parecidos pero no iguales, eran los bebés más lindos que había conocido. No se me daban los niños, pero aquellas cositas eran de lo más preciosos, y me hacían sentir pacífica.

Aleksander tenía sus ojos grises y un cabello como la noche mientras que Nikolay tenía el cabello más claro con unos ojos azules iguales a los de su padre.

En eso Travis se cruzó y lo alzó en brazos al verme tensa con la situación.

Recapitulando, mi cumpleaños... gente... muerte hace cinco años.

—Ahora no, Nikolay—le susurró cuando este comprendió silenciosamente.

Cleo me miró tratando de que me olvidara de todo pero no lo pude evitar. Los ojos azules del italiano seguían atormentandome en mis sueños o pesadillas.

A veces imaginaba que volvía a tocar su mandíbula puntiaguda con barba que me picaba cuando acurrucaba su cara en mi cuello, o que volvía a entrar en la habitación con sus sonrisas sarcásticas.

También me angustiaba pensar en Sabrina. Aquella que considere mi amiga luego de tantas situaciones. En el famoso rescate que tuvimos juntas. Otra persona más que me había quitado Ivan Volkov y la FBI.

En mi madre, en como no la vi por días sin saber la crueldad que le habían cometido... me desgarraba por dentro saber que fue mi culpa.

—Tenemos algo—susurró Cleo. Vi la caja en frente mío y Travis me la entregó indeciso. Resoplé con dificultad cuando apoyé aquel regalo de mis veintitrés años en mis piernas.

Levanté la tapa ahogando un grito. Había una camiseta, una antigua camiseta negra gastada con un símbolo de banda en ella. La camiseta icónica de Guns N' Roses que me había quedado de la primera vez que aquel hombre me había prestado de su ropa.

La toqué con los dedos temblorosos sintiendo la fábrica de ella, aunque el olor se había ido. Miré cautelosamente sin demostrar ninguna expresión.

Muchos recuerdos se me vinieron a la mente sintiéndolos como si fueran reales. Mordí más fuerte mi labio cuando Cleo supo que algo no iba bien en mi y en mi respiración ahogada.

—La vimos tirada en Berlín cuando nos íbamos hace cinco meses y la trajimos...—susurró Pierre. Aquel chico muy tierno que se veía inofensivo, pero que era letal.

—Creo que deberíamos ir a prepararnos—susurró Cleopatra antes de pararse.

Me entregó mi puf por el lado cuando lo tomé y me lo llevé a la boca inhalando del contenido mientras intentaba calmarme.

Sombras en poder Donde viven las historias. Descúbrelo ahora