XXIII

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- ¿Algún rastro de Luke? – preguntó Quirón desde su silla de ruedas, cuando vio a Dante entrar en la Casa Grande.

- No... Hemos estado buscando 4 horas en el bosque y nada. Es como si hubiese desaparecido – respondió molesto mientras se dejaba caer en uno de los sillones. En la sala, aparte de ellos dos estaban Annabeth y Percy. El segundo, seguía inconsciente con la mano derecha vendada como si fuera un mazo - ¿Cómo está el chaval? –

- No va a morir, lo cual ya es más que suficiente – respondió Quirón.

Dante suspiró cansado mientras miraba el techo de la habitación – Lo tuve a tiro... Podría haberle detenido... - murmuró frustrado.

- Te creo Dante. Estoy seguro de que podrías haberle detenido si te lo hubieras propuesto, pero decidiste traer a Percy y eso le salvó la vida – contestó el centauro –  Tomaste la decisión correcta –

- Eso espero – respondió. El silencio inundó el lugar, hasta que Percy empezó a moverse en la cama – Sigue vivo... -

Annabeth le dio de beber un poco de néctar lo que hizo que el chico acabase de despertar - Aquí estamos otra vez – 

- Cretino - respondió Annabeth - Estabas verde y volviéndote gris cuando Dante te trajo. De no ser por los cuidados de Quirón... -

- Bueno, bueno - intervino Quirón - La constitución de Percy tiene parte del mérito –

- ¿Cómo te encuentras chaval? – preguntó Dante.

- Como si me hubieran congelado las entrañas y después las hubieran calentado en el microondas – respondió él incorporándose.

- Bien, teniendo en cuenta que eso era veneno de escorpión del abismo. Ahora tienes que contarme, si puedes, qué ocurrió exactamente – dijo el centauro

Entre sorbos de néctar, les contó la historia. Cuando finalizó, hubo un largo silencio - No puedo creer que Luke... - dijo Annabeth, pero le falló la voz. Su expresión se tornó de tristeza y enfado - Sí, sí puedo creerlo. Que los dioses lo maldigan... Nunca fue el mismo tras su misión -

- Hay que avisar al Olimpo - murmuró Quirón - Iré inmediatamente –

- Luke aún está ahí fuera - dijo Percy nervioso - Tengo que ir tras él –

Quirón meneó la cabeza - No, Percy. Los dioses... -

- No harán nada – le espetó el chico - ¡Zeus ha dicho que el asunto estaba cerrado!

- Percy, sé que esto es duro, pero ahora no puedes correr en busca de venganza. Primero tienes que reponerte, y después someterte a un duro entrenamiento – dijo el centauro mirando a Dante.

- Quirón, tu profecía del Oráculo era sobre Cronos, ¿no? ¿Aparecía yo en ella? ¿Y Annabeth o Dante? - preguntó Percy.

Quirón se revolvió con inquietud - Percy, no me corresponde... - respondió.

- Te han ordenado que no me lo cuentes, ¿verdad? – preguntó él.

Los ojos del centauro eran comprensivos pero tristes - Serás un gran héroe, niño. Haré todo lo que pueda para prepararte. Pero si tengo razón sobre el camino que se abre ante ti... - dijo hasta que un súbito trueno retumbó haciendo vibrar las ventana - ¡Bien! - exclamó Quirón - ¡Vale! - exhaló un suspiro de frustración y añadió - Los dioses tienen sus motivos, Percy. Saber demasiado del futuro de uno mismo nunca es bueno -

- Pero no podemos quedarnos aquí sentados sin hacer nada - insistió él.

- No vamos a quedarnos sentados... Yo saldré a buscar a Luke – anunció Dante.

ARES #1 // DIOSES DEL OLIMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora