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- ¡¿El Minotauro?! – preguntó Dante preocupado. La noche ya pintaba bastante mal, a pesar de las barreras mágicas que rodeaban el campamento se podía sentir en el aire que algo no iba bien. Fuera de estas se estaba desatando una fuerte tormenta que ponía nerviosos a todos los campistas.

- ¡Sí, el Minotauro! – respondió uno de sus hermanos - ¡Ahora, sal de la cama! ¡Quirón te busca! –

Dante se alistó rápidamente, cogió su armadura de bronce celestial y sus armas, para salir de la cabaña de Ares listo para hablar con el líder del campamento. Los campistas iban de aquí para allá, algunos llevaban armas, otros ayudaban a otros a equiparse y los más nuevos, miraban a su alrededor completamente desorientados – Meteos en vuestras cabañas – les dijo Dante a un par de chiquillos que se cruzaron con él. Llegó a la Casa Grande donde Quirón le esperaba junto con el resto de líderes de las cabañas – Perdón por llegar tarde –

Se colocó al lado de su amigo Charles Beckendorf. El hijo de Hefesto le miró de reojo y comenzó a ajustar las correas de la armadura de Dante quien por las prisas no había podido colocarse la armadura correctamente.

- No pasa nada – respondió Quirón con seriedad – Como ya sabréis se ha visto al Minotauro por los alrededores del campamento –

- ¿Qué hace aquí? – preguntó el líder de la cabaña de Hefesto mientras le daba una palmadita en la espalda a su amigo.

- Es posible que este siguiendo a un nuevo campista – contestó el centauro.

- ¿Una criatura tan poderosa solo para un nuevo campista? – preguntó Dante, frunciendo el ceño - ¿Quién es ese campista? –

Quirón pareció sopesar su respuesta y miró detenidamente al chico – Eso ahora mismo no es importante – dijo – Tenemos que estar preparados, supongo que las barreras aguantaran, pero aun así me gustaría que os coloquéis en la frontera a la espera de lo que pueda ocurrir -

- Supongo que es hora de trabajar – dijo Dante con una sonrisa mientras se crujía los dedos – Los campistas de la cabaña de Ares se encargaran de la primera línea –

- Me parece bien – asintió Quirón – Luke y Dante, vosotros liderareis dos escuadrones que apostareis en los límites de la barrera –

- ¿Y el resto qué hacemos? – preguntó Silena, la líder de la cabaña de Afrodita.

- No es como si el Minotauro estuviese dentro de las barreras así que por ahora volved a las cabañas pero estad preparados por lo que pase – dijo el hombre.

Una vez acabado el consejo Dante y Luke salieron para organizar a los distintos campistas. Dante cogió a cinco de estos y fueron al extremo este de la barrera mientras que Luke se encargaba del extremo oeste - ¿Cuáles son las ordenes? – le preguntó uno de sus hermanos.

- Mantener la posición... – respondió mientras organizaba a los cinco miembros – La prioridad es vigilar que las barreras aguanten –

- ¿No tenemos permitido pelear? – preguntó desanimado otro campista.

- Entiendo que como hijos de Ares estéis deseando luchar, pero el Minotauro es uno de los monstruos más peligrosos de nuestra historia. Nadie le ha derrotado en los últimos años. Por ahora obedeced las órdenes y nada de improvisar – recalcó Dante.

El grupo esperó a cualquier señal del monstruo hasta que a la distancia se vio una destello y se escuchó una explosión – Eso no suena bien – dijo alguien. Dante sacó los prismáticos intentando ver algo pero la densa arboleda que rodeaba el campamento no se lo permitía – ¿Ves algo? –

- No... - respondió mientras guardaba los prismáticos. Algo le decía que las cosas no iban bien, sintió que tenía que ir a ver lo que estaba pasando, pero las ordenes de Quirón habían sido claras. Dante mantuvo la calma hasta que un grito de auxilio se escucho más allá de los árboles y fue respondido con el potente mugido del monstruo – Voy a salir. Mantened la posición –

ARES #1 // DIOSES DEL OLIMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora