Capítulo cinco:
C: (falta de) cohesión social.
Llegar por segunda vez al hospital fingiendo serenidad fue más sencillo de lo que anticipe, sin embargo hubo algo que hizo que mi corazón comenzara a latir como loco: encontrarme a Reki en el elevador.
"¡Reki!" El nombre salió de mi boca sin previo aviso, denotando toda la sorpresa en mi ser al ver al chico frente a mí, ni siquiera recordaba la última vez que había hablado con él.
"Miya..." Fue un susurro muerto que apenas pude entender. Se veía tan decaído y solo, estaba más angustiado por esta situación que por el hecho de que me haya dejado solo tanto tiempo. No puedo ser así de egoísta con él.
Las puertas del elevador comenzaron a cerrarse al no percibir movimiento, rápidamente metí mis manos entre ellas, evitando perder la oportunidad de hablar con Reki. Tanto así lo extrañaba.
"¿Por qué no venías?" Grité casi de manera ahogada, dejando a flote mi molestia por su huida. Su promesa comenzaba a latir en mi cabeza, rompiéndose de a poco junto con mi serenidad.
"No fui elegido". Idiota. Piensa que hablo de la competencia, ¿a quién demonios le importa esa estúpida carrera ahora?
"Reki, eres un mentiroso". Las palabras salieron arrastradas en forma de susurro. Volví la promesa vaga que me había hecho, seguramente ya lo había olvidado. Seguramente, no era tan importante para el como para mí lo era.
"¡No te estoy mintiendo!" Justo como lo supuse, él está pensando en la competencia. No miento al decir que me hubiera encantado verlo, después de todo si es bastante bueno con la patineta. Pero eso no es lo de relevancia aquí.
"Dijiste que no te irías". Palabras ahogadas salieron desde el fondo de mi garganta, entrecortándose en la palabra negativa. En ese momento, me advertí a mí mismo el no permitirme derramar una sola lágrima. Sin importar cuan desesperado por hacerlo me sintiera.
El vago recuerdo de aquella ocasión se reprodujo en mi cabeza. "Nosotros no desapareceremos de tu vista" fueron sus palabras. Aquellos simples sonidos que me brindaron tranquilidad y cariño por varios días. ¿Dónde estaban ahora?
"Por ahora, te perdono por mentirme". Por mi mente jamás paso la idea de molestarme más con él. No podía. Era casi imposible al verlo de esa manera tan vacía. "Así que, ven conmigo".
"Lo lamento, pero yo no..." Tomó su patineta del suelo, poniéndose de pie lentamente. Ante mis ojos estoy presenciando su huida de nuevo, ¿qué más puedo hacer para que no me deje aquí, solo?
Observé anonadado su salida del elevador, empujándome hacia un lado al ser solo un estorbo en su camino. ¿Acaso piensa que no me duele? No es un dolor físico por el movimiento brusco, mi corazón duele.
"¡Espera!" Sus pasos rápidos y torpes fueron todo lo que se podía oír en el pasillo del hotel, detonando su evasión de la situación. Palabras rotas y adoloridas fueron las siguientes en salir de mí, tapando mi dolor con enojo y desolación.
"¡Tonto slime mentiroso!"
Lágrimas comenzaron a llover desde mis ojos, no podía hacer nada para detenerlas, ¿qué era más patético que yo en este momento?
No podía hacer nada más que sentir lástima por mi mismo, sintiendo impotencia por la falta de ayuda que le brindaba a mi amigo.
Mi respiración se hizo errática durante segundos que se sintieron como años, acompañado por el temblor de mis manos, haciéndome sentir más ansioso.
Tranquilo, todo estará bien. Viniste aquí a ver a Hiromi. Preocúpate por Hiromi.
No hay momento para la vulnerabilidad, no hay tiempo para quebrarse.
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por favor, pega tu promesa y cúmplela
Hayran KurguRomper tu primera promesa conmigo solo fue el inicio de todo. "¿Qué tiene él que yo no?" Las mentiras no siempre son intencionadas, mucho menos lo son conscientes todo el tiempo.