Lo despertó el sonido de la alarma a su lado, el reloj marcaba las 5:00 a.m, con un movimiento rápido la descartó para después de unos cuantos segundos, que tomo para restregar sus ojitos adormilados y despertar mejor, levantarse de manera lenta y perezosa de la cama. Se quedó sentado en ésta mirando a ningún lugar en particular.
Después de unos pocos minutos se levantó por completo y se dio una corta ducha con agua fría, lavó sus dientes y se vistió. Cuando ya estuvo a punto de salir cogió sus maletas, salió de la parte de la casa que era suya tomando el ascensor y presionó el botón que lo dirigía a la planta baja donde lo esperaba un chófer, su chófer personal.
No desayunó porque, la verdad, no lo vió necesario. Podía comer algo cuando él quisiese, y en ese momento no se le vino en gana hacerlo, recalcando que tampoco tenía siquiera un poco de apetito.
Subió al auto y, con mucho éxito para su mala suerte, ahora estaba apunto de irse a otro país; a estudiar su último año de preparatoria como estudiante de intercambio. Estaba a punto de tomar un vuelo que no estaba para nada planeado, un vuelo que hasta hace un día no sabía que tomaría.
¿Sus padres? Empresarios ricos que pasaban más tiempo de viaje que en casa con su único, pero no favorito hijo.
El único recuerdo que tenía con ellos, de los tres juntos era el de cuando aquella vez casi incendió un salón de clases para complacer a uno de sus amigos. Sus padres tuvieron que ir a charlar, sobornar, con el director de su colegio.
Ese era uno de los pocos y contables recuerdos que tenía de ellos tres juntos en el mismo lugar. Y si no fuera porque es un colegio privado, sus padres hubieran enviado a un empleado a asistir a la reunión por ellos.
Esperó pacientemente el llamado para abordar el avión e irse lejos.
Luego de una larga espera de unos largos quince minutos en los que aprovechó para guardar su equipaje y leer un poco, se hizo audible en todo el aeropuerto la voz de una de las secretarías anunciando que el primer vuelo a Nueva York de ese día estaba abordando y preparándose para salir. Ese era su vuelo.
El único motivo por el que viajaría en aerolínea pública era porque sus padres estaban ocupando el jet privado y no podían, no querían, perder tiempo llevándolo ellos personalmente a América, así que decidieron pagarle el primer boleto de avión para el domingo. Le transfirieron suficiente dinero a su cuenta bancaria y dejarían que de ahí en adelante él hiciera el resto por su propia cuenta.
Se levantó del asiento sin ganas y se dirigió a la fila donde se reunían los otros pasajeros para esperar a que revisaran sus boletos y los dejaran entrar al avión para finalmente sentarse en sus debidos asientos.
Y así fue, después de que los guardias de seguridad revisaran el boleto de cada persona en aquella fila y adentro esperar a que todos tuvieran el cinturón preventivo, el avión despegó rumbo a Nueva York, "donde los sueños se hacen realidad", sonrió de medio lado ante el pensamiento, no creía absolutamente en ese estúpido dicho ni en ninguno otro.
En ningún momento de su vida llegó a creer en absolutamente nada de esas cosas tontas, no en eso, ni en el hada de los dientes ni Santa Claus y muchísimo menos en el conejo de pascua. ¿Acaso era posible eso? ¿un roedor escondiendo huevos de chocolate en el monte?
Siempre supo que eran sus padres quienes mandaban a hacer y comprar todo. Ellos nunca tuvieron el descaro de siquiera intentar ocultarlo y que su rizado hijo no lo notara.
Siete horas de viaje después y logró ver cómo cada vez estaban más abajo, ya no más nubes ni aves volando alrededor, solo pequeñas manchas diminutas en lo más bajo, a lo que supuso, obviamente, que era el suelo.
Dejó de leer el libro que reposaba en su regazo cuando una voz que resonó en todo el avión lo sacó de su pequeño mundo, era el aviso que estuvo esperando pacientemente desde el momento en que subió a ese antihigiénico avión, miento, era el aviso que estuvo esperando impacientemente desde el momento en que le dijeron que en un día tomaría un avión que lo sacaría del país y no volvería hasta en un año.
Aquella voz avisó con un tono calmado que ya estaban a casi nada de aterrizar y que ya habían llegado a su destino.
Harry desagradeció miles de veces internamente.
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Exchange Student • L.S
Fanfiction"No le hablaré, es muy grosero y no pienso perder mi dignidad".