Prólogo

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- ¡Sal de la cama! - La voz lo sobresaltó tanto, que se quedó sin aliento. Su corazón martilló en su pecho mientras se giraba en dirección hacia esas palabras recién pronunciadas. – No me obligues a sacarte de ahí.

- ¡Has vuelto! – La alegría lo inundó.

- Él retiró la colcha, lo cogió del brazo y lo arrastró fuera de la cama. El corazón del chico latía salvajemente, deseaba arrojarse a sus brazos, besarle y entregarse a él como tantas veces lo había soñado. – Quítate la ropa.

- Estudio la expresión de su amante y su pulso parecía latir en su garganta, su boca se secó, mientras que con su cuerpo excitado y tembloroso agarró su escaza ropa tal como él lo había ordenado.

- Sintió como su profunda mirada barrió su cuerpo de la cabeza a los pies de pronto no podía esperar que sus manos lo acariciaran, de la misma manera que parecían hacerlo sus ojos en la oscuridad de la noche. El chico tembló y sus ojos bajaron hacia el bulto que escondía en sus pantalones, él masajeaba, mientras se hacía muy evidente que también lo deseaba. – Bésame – Ordenó.

- Completamente desnudo, caminó hacia él, absorbiendo el aroma de su piel, sus ojos entonces cayeron sobre sus labios ligeramente entreabiertos, no pudo contener el impulso de besarle.

- Al principio algo tímido, sus labios se pegaron a los suyos, pero cuando sus manos se apoyaron a su cintura atrayendo su cuerpo contra el suyo, el beso se intensificó. Estaba totalmente perdido y amándolo, su boca cálida y húmeda, sabia a Vodka, no podía decir si estaba completamente ebrio, pero no le importaba, solo sabía que él lo estaba acariciando y que pronto ambos terminarían en la cama.

- Estaría dentro de él, gimió, aunque sentía que lo estaba castigando, algo casi salvaje se despertó en su interior con la urgente necesidad de que no fuera delicado.

- Levantándolo del suelo lo arrastro hacia uno de los sillones de aquella enorme habitación - ¿Tienes frio? -Preguntó mientras se sentaba colocándolo sobre él.

- No -Susurró mientras sus labios se juntaron otra vez. Con las piernas abiertas sintió el bulto crecer contra su humedad y se meció contra sus caderas intentando calmar la oleada de deseo que atravesaba su pecho.

- Hoy te haré el amor, todas las veces que quiera -Él chico alcanzó la cremallera de su pantalón mientras que su boca se cerraba sobre el pecho de su amante. Su pene ardía y rogó.

- Por favor -Se oyó decir -Por favor.

- ¿Sabes rogar?

- Te quiero dentro de mí.

- ¿Sabes que les ocurre a los chicos malos? -Sus manos recorrieron la redondez de su trasero y preguntó - ¿Es aquí donde me quieres?

- Si. – Volvió a temblar mientras que sus dedos hacían círculos en el interior de su agujero, exploró y su apertura cedió luego de un instante, el chico gritó. Estaba ardiendo, pero haciendo caso omiso de sus gemidos, su amante empujo sus dedos hasta que sintió el puño en su trasero, mientras se ajustaba adolorido al placer que le estaba provocando.

- Un dedo ya no era suficiente, así que lucho para liberar su pene nuevamente, hasta que este salió formidable de su pantalón, arqueó sus caderas hacia él mientras que su espalda se tensaba al sentir la cabeza de su pene en su hendidura. Un destello de dolor se produjo por un instante, pero se sentía en plena felicidad. Al cuerpo le urgía moverse, pero sus manos amarraron su cintura firmemente.

- Todavía no -Su pulgar acaricio su mejilla y le apartó una lagrima, sosteniéndolo en sus brazos se puso de pie para caminar hacia la cama, todavía sosteniendo su mirada se desnudó completamente.

- Sin palabras, se movió sobre él, separó sus rodillas y luego entró sin más preámbulos, los gritos se mezclaron con los suyos cuando comenzó a moverse y empujar con fuerza. Sin aviso, un espasmo lo sacudió, echo hacia atrás la cabeza y gritó cuando las sacudidas se volvieron más violentas, pronto se dio cuenta que se había aferrado al pelo de su amante y lo apretó contra su boca, mientras este se hundía nuevamente en él, su pene latía en su interior sintiendo el líquido llenarlo por completo al mismo tiempo en que el pesado cuerpo en que caía rendido encima de él.

- Te amo – Susurró el chico, pero el otro no respondió, solo se limitó a arrastrarlo sobre su pecho para acariciarle la cabeza, mientras reprimía en su interior aquellas palabras que nunca podría pronunciar. Quiso salir de la cama, pero cada vez se hacía más difícil dejarlo. – No te vayas aun. – Rogó el chico.

- Tengo que...

- Lo sé..., es tarde.

- Hey..., no pienses -Dijo besando su frente.

- Lo sé, no tengo que pedirte nada, nada de nombres, nada de nada, solo estos encuentros nocturnos.

- Es mejor así...

- Sí..., pero antes de irme...

- Dímelo.

- ¿Podríamos al menos, vernos a la cara?

- Solo déjame hacerte el amor una vez más.

AMOR SECRETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora