Capítulo especial: La vida con dos papás.

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Samy ayudó a su hermano un minuto más pequeño que él a levantarse del suelo después que ese mocoso lo empujara, Santi tenía un golpe muy feo en el rostro, se llenó de irritación cuando notó que su cara se había puesto roja, luego y con todas las fuerzas que le permitían sus brazos lo golpeó, sabía que esa acción le ocasionaría que la directora del colegio le llamara a su padre, pero no podía simplemente dejarlo pasar, no cuando ese atrevido se estaba aprovechando de que Santi no se defendía.

Ya no pelees, Phi. —Le pidió él. Pero Samy sabía que, si no lo hacía ahora, después cuando sean más grandes se volvería una rutina que ellos golpearan a cualquier niño, su sentido de la justicia se había agudizado con el pasar de los meses, desde que Ivi los había abandonado en mitad de la carretera.

No te vuelvas a meter con mi hermano. —Le dijo mientras este aun estaba en el suelo.

—No dije ninguna mentira, no tienes una madre.

—¿Por qué eso sería motivo para que empujes a mi hermano?

—Sam Thitiwat, es la segunda vez esta semana, llamaré a tu padre. —Dijo ella desde la puerta. —¿Estás bien? —Le preguntó ella al otro niño.

—Me duele... — Lo acusó el mocoso. Samy le tomo la mano a su hermano y luego la desafío.

—¡Llámelo!, ¡me gustara decirle a mi papá que en este colegio usted permite que este niño moleste a otros!

La profesora trató de impedirle que avanzara, pero él le ayudó a su hermano a levantar la mochila y luego lo tomo de la mano para salir del parque de juegos del colegio.

—No puedes irte Sam.

—Esperare a papá en la dirección... —Le dijo.

Sam esperaba que su papá entrara en el colegio y aunque estaba un poco nervioso en como reaccionaria, esperaba que él entendiera la situación, pero quien ingresó en el colegio esa tarde fue Phi Fluke.

Sam veía el mundo de manera distinta, tenia una habilidad especial para notar los detalles y hace bastante tiempo que había dado cuenta de que Phi se parecía mucho a ellos, sobre todo a él, quizas era su sonrisa, quizas era su manera de ser, de lo que si estaba seguro era de que los tres tenían un lunar en el cuello, tardaría en averiguar, pero cuando a Samy se le metía algo en la cabeza, era difícil salir de eso.

—¿Por qué tienes un golpe en la cara? —Le preguntó a Santi apenas los vio.

—Ese mocoso, lo empujó al suelo y Santi se golpeó en la cara con el cemento.

—Te llevaré a la clínica, ahora. Levántate, cariño.

—Phi, primero debes hablar con la directora.

AMOR SECRETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora