"Ódiame o ámame, ambas están a mi favor.
Si me amas, siempre voy a estar en tu corazón;
sí me odias, siempre voy a estar en tu mente"
(Gabriel García Márquez)
Cada minuto que pasaba era peor que el otro, Fluke lo había estado ignorando las últimas dos horas, desde que había cruzado el umbral de la puerta ni siquiera lo miraba, no sabía si sentirse aliviado por tenerlo de regreso, o preocupado por la manera en que se estaba comportando, tal parecía que no existía, sonreía eso sí, pero la sonrisa no le llegaba a los ojos, esa sonrisa era forzada, estaba nervioso, sus manos temblaban y cada vez que miraba a los niños su respiración se hacía más corta, conforme la noche avanzaba el nivel de energía de los niños comenzó a descender, estaban tan agotados que los dos durmieron casi al instante.
- Después que dejen a los niños en la habitación, quiero verlos en la biblioteca – Preguntó la Nona.
- Si, Nona. – Respondió él.
Ohm no dijo nada, pero la culpa a veces lo golpeaba de esa manera, Fluke no tuvo esos momentos, no los vio cuando dieron sus primeros pasos, ni cuando fueron al colegio por primera vez, ni cuando les apareció el primer diente, ni cuando dijeron su primera palabra, ni cuando se enfermaron, ni cuando aprendieron a leer, ¿Cómo iba a devolverle esos momentos?, ¿Cómo demonios lo haría?
- "Papá". – Dijo de pronto. Fluke lo miró. – Fue su primera palabra, "papá", aunque más bien se parecía a "patata...", tal vez quise pensar que me llamaron, caminaron casi al año, los dos, aunque Santi se demoró un poco más. – Él solo los miraba. – La primera vez que fueron al colegio, la profesora me mando a llamar el primer día, Samy le pegó a un niño porque empujo a su hermano.
- ¿Por qué me cuentas todo esto? – Preguntó él bajando los brazos.
- Te debo seis años de su vida... - Le explicó, luego bajó la vista hacia las pequeñas camas.
- No puedes hacer nada para devolvérmelos, ellos jamás me reconocerán como padre, devuélveme eso... - Le dijo dolido.
- No puedo, Fluke, si tan solo pudiera, lo haría.
- Entonces no hables tonterías, Ohm. – Respondió levantándose de la cama donde recién había acostado a Santi.
- ¿Es cierto lo que dijiste?, ¿te quedarás?
- Nadie me apartará de mis hijos ahora Ohm, aunque ellos nunca sepan quien soy, estaré a su lado, pase lo que pase. – Dijo tomando el pomo para abrir la puerta. – Les hice una promesa. – Luego salió de la habitación de los niños. Ohm lo siguió.
- Sé que cualquier cosa que te diga no me creerás, pero me alegra que estés aquí, me hace feliz.
- No volví por ti, lo hice por los niños, tú y yo desde ahora solo somos los padres de Samy y Santi. – Dijo eso, pero no le dio la cara, luego abrió la puerta de su habitación y se refugió en ella.
Ohm bajo a la biblioteca inmediatamente, la Nona estaba esperándolos con un té, Ohm suponía que hablarían de los niños, estaba seguro de que ella era capaz de hacer cualquier cosa para asegurarse de que fuera feliz y eso muchas veces incluía manipularlo. Fluke también bajó luego, fijo la vista en sus ojos, se veía agotado.
- ¿Y bien?, ¿Qué harán ahora? – Preguntó ella.
- ¿Qué haremos de que Nona? – Le preguntó Ohm.
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AMOR SECRETO
RomanceA todo el mundo le parecía que el nuevo niñero de la familia Thitiwat era un verdadero sueño, a todos menos al padre de los dos pequeños gemelos que cuidaba. Ohm Thitiwat debía admitir que Fluke Natouch tenía un talento especial para tranquilizar a...