Capitulo doce: Es un amor así, celoso.

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"Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única"

(Jorge Luis Borges)

A veces sonreía, a veces caminaba sin rumbo y otras veces lloraba cansado, agotado de extrañar tanto, ¿qué haces cuando no te queda nada?, ¿qué haces cuando despiertas y no logras encontrarle un sentido a la vida?, hasta los doce año fue un niño feliz, creyó que era feliz, tenía una madre amorosa, un padre que a veces era estricto, pero que ponía a su familia siempre en primera prioridad y un hermano, Kao.

Pero ese día al volver de la escuela, una niña le dejó en sus cosas una nota, decía que le gustaba, a él se le cayó esa nota y cuando su padre le preguntó si ya tenía novia, el simplemente dijo: "A mí no me gustan las niñas", lo que pasó después fue irreal para él, fue como estar suspendido en el tiempo, mientras su padre le preguntaba qué clase de tontería era esa, él dijo: "me gusta un niño", su padre le propinó un fuerte golpe en la mejilla y dos meses después estaba de camino a Italia.

Nunca culpó a su Phi de vivir solo y aislado, pero con el paso del tiempo aprendió a ser autosuficiente, se concentró en estudiar para que algún día pudiera vivir su vida y nunca más depender de su padre, ni de su madre, nunca planeo enamorarse, nunca planeo que al volver a Tailandia su vida cambiaria para siempre.

Fluke Natouch había contemplado el suicidio, muchas veces, quiso morir, pero cuando su vida pendía de un hilo, dos pequeños niños lo devolvieron a la realidad, dos pequeños niños perdidos en medio de la nada, dos pequeños niños que le recordaron que aún tenía que vivir, al menos para devolverlos sanos y salvos a casa.

Era una pesadilla, la misma pesadilla de siempre la que le recordaba que su hijo no estaba a su lado, y que a pesar de saber que no tenía la culpa por lo sucedido, no podía dejar de odiarse, se sentó en la cama de golpe, cuando fue consciente de que estaba llorando, desesperado.

- No debí llevarte a la clínica, lo siento. – Dijo Ohm acunándolo en su pecho, a pesar de sentirse por primera vez consolado, no podía dejar de llorar.

- Lo sentí moverse, yo lo sentí..., cuando me desperté ya no estaba. – Sollozó.

- Llora, llora todo lo que quieras. – También él estaba destrozado, era tan profundo el dolor.

- Me duele, quiero a mi bebé Ohmie, lo quiero aquí, ¿Qué hice mal?, dime, ¿Qué hice mal para no tenerlo conmigo?

Perdió la cuenta de las veces en que Ohm dijo lo siento, también de las horas en que estuvo apoyado en su pecho, solo fue consciente de que cuando despertó al menos su corazón se sentía algo más liviano.

Sintió los pequeños pasos de los niños, y esa emoción por abrazarlos seguía ahí, se decía que no podía aferrarse al cariño de esos dos, pero no podía, ya los amaba, tanto como amaba a su padre, ellos tres eran su salvavidas, una pequeña esperanza de que se puede volver a vivir, volver a confiar.

Entonces fue consciente de que Ohm dormía a su lado, y que tenía que salir de la cama antes de que alguien tocara a puerta, aun adormilado miró el reloj, eran casi las nueve de la mañana, ¿Por qué había dormido tanto?

- ¡Ohm!, han vuelto.

- ¿Quién ha vuelto? – Murmuró el pagándose más.

- Los niños... - Dijo desesperándose.

- ¿Qué niños? – Preguntó él.

- Los niños, han vuelto, tienes que levantarte.

- No, tú tienes que levantarte, estás en mi cama. – Dijo él.

AMOR SECRETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora