👩🏻‍🦰01🤴🏻

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Habían transcurrido tres años desde que Malek y yo nos volvimos a encontrar en mi época, pero él parecía haber nacido allí. Poseía documentos que avalaban que era una persona más en la ciudad y sus conocimientos no eran inferiores a los de alguien de su edad. Al comienzo me resultó extraño verlo a mi lado, rodeado de tanta modernidad y actuando como cualquier otra persona, pero con el pasar del tiempo terminé acostumbrándome.

Durante la semana, Malek me acompañaba todas las mañanas a la escuela e iba a recogerme a la hora de la salida para pasar la tarde conmigo en la biblioteca. Los fines de semana los utilizábamos para quedarnos en casa a ver una película, salir a pasear o simplemente nos sentábamos en la acera a hablar por horas.

Tan pronto me gradué comencé a trabajar con la señora Treswalt, ya que a pesar de que me gustaba estudiar, no había ninguna carrera que llamara mi atención. Por otra parte estaba mi querido novio; que tenía una jornada a medio tiempo en un restaurante mientras tomaba unos cursos de soldadura. Gracias a nuestros esfuerzos logramos ahorrar lo suficiente como para rentar una pequeña, pero acogedora casa.

Después de haber convivido con él por tanto tiempo, estaba segura de que si no lo hubiera conocido en el medievo, jamás habría imaginado que ese hombre era un rey.

—¿Qué haces? —pregunté mientras me posicionaba detrás de él y colocaba mi cabeza sobre su hombro derecho.

Malek llevaba casi dos horas sentado en el sofá, tecleando en su teléfono y frunciendo el ceño. Como no hablaba y tampoco se había movido para estirar las piernas, decidí acercarme para ver qué era aquello que lo tenía tan distraído.

—Buscando un árbol de navidad —murmuró por lo bajo.

—¿Quieres decorar? —Malek comenzó a teclear con una mano mientras que con la otra me acariciaba la mejilla.

—Sí... Sé que te encanta la época navideña y tengo que admitir que el año pasado la pasamos muy bien con tu familia —Asentí levemente—. Creí que te gustaría que decoráramos e invitáramos a cenar a tus cercanos.

—Eso es un gran detalle por tu parte —Me alejé de él para rodear el sofá y acostarme a su lado, utilizando sus muslos como almohadas—. Gracias.

—No tienes nada que agradecer, sabes que me muevo por tu felicidad —Sus ojos dejaron de observar la pantalla del teléfono y pasaron a estar sobre mi rostro.

—Eres muy dulce —murmuré antes de recibir un casto beso en los labios.

—Lo sé... ¿Por qué me miras así? —negué levemente con la cabeza.

Todavía me costaba creer todo lo que había sucedido desde que encontré el libro de Galia en la biblioteca: el viaje en el tiempo, conocer la belleza y crueldad de la época medieval, haberme enamorado de un rey mandón y estar con él en la modernidad. Aquella aventura podía parecer una mentira para cualquiera que lo escuchara, pero era real, tanto como ese par de ojos azules que me observaban.

Los rasgos de hombre nacido en épocas de guerra se encontraban ocultos bajo gruesas capas de cariño y protección, pero seguían ahí; apareciendo únicamente cuando estaba frustrado o molesto. Fuera de eso, Malek era alguien que disfrutaba de la tranquilidad, algo que en antaño no pudo degustar con tanta frecuencia debido a su cargo.

Mientras mi mirada recorría su rostro, un agradable recuerdo apareció en mi cabeza. Durante bastantes meses estuve preguntándole por su fecha de nacimiento, pero no me lo dijo hasta ese día.

—¡Elizabeth! —Sus ojos se abrieron de forma exagerada al mismo tiempo que se giraba hacia mí—. Siete de septiembre, ¿de acuerdo? ¡Siete de septiembre!

Retorno Medieval© EE #2 [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora