👩🏻‍🦰04🤴🏻

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Me llevaban con brutalidad hacia el lugar en donde moriría ahogada. No sabía con exactitud hacia dónde nos dirigíamos hasta que escuché el golpe de las olas rompiéndose con las piedras. Destaparon mi rostro y pude confirmar mis sospechas, estábamos en el punto más alto de Britmongh, en el acantilado que a sus pies tenía el mar. Malek se encontraba allí, pálido e inquieto, intentaba acercarse pero todos sus movimientos le fueron impedidos.

-Rey de Britmongh, entiendo su desesperación pero la bruja frente a nuestros ojos no es la reina.- Habló el sacerdote.

-Conozco a mi esposa mejor que nadie y sé que la mujer frente a nosotros no es una bruja.- Él intentaba salvarme pero todos estaban convencidos.

-Mis disculpas mi señor pero mi deber es extirpar el mal de nuestras tierras, eso incluye al que se viste de nuestra señora.- El sacerdote comenzó a caminar hacia mí y alzó mi barbilla con salvajismo.- De una vez por todas la reina tendrá descanso.

-No soy una bruja.- Susurré con voz temblorosa.

-Hermanos, estamos reunidos para extirpar el mal que rodea nuestras amadas tierras. Durante noches hemos sentido miedo por las brujas que acechan los bosques pero ya no más, las mataremos a todas y nuevamente veremos florecer nuestras tierras.- Gritó con decisión.- Usted- Me señaló.

-No se atreva.- Amenazó Malek mientras intentaba liberarse del agarre de los soldados.

-Usted quien es poseedora del cuerpo de la reina, ha danzado con el mal y se ha vuelto su mujerzuela, ha sido sentenciada a morir por ahogamiento. Que Dios limpie nuestras tierras de su maldad.- Sentenció.- Láncenla.

-¡No!- Gritó mi esposo con desesperación.

Uno de los soldados se colocó frente a mí y de un fuerte empujón me hizo perder el balance, lanzándome a las embravecidas aguas del mar.

-¡Malek!- Grité con todas las fuerzas que pude reunir.

Sentía que caía lentamente y podía ver la oscura melena de Malek acercarse al borde del acantilado. Me miraba con horror, extendía sus brazos hacia mí en un vano intento por evitar mi caída y movía sus labios en lo que creí eran gritos, gritos que jamás llegaron a mis oídos porque fueron reemplazados por el estruendoso impacto del agua.

Intentaba nadar hacia la superficie pero tenía dos problemas que lo impedían, las ataduras en mis manos y pies y que no sabía nadar. Aun así lo intentaba, pateaba inútilmente e intentaba con todas fuerzas no seguir cayendo. Veía como a mí alrededor todo se oscurecía, estaba bajando violentamente hacia el fondo del mar y el oxígeno comenzaba a faltarme. Iba a morir, con las últimas fuerzas grité hasta perder el conocimiento, no sin antes ver una silueta rodear peligrosamente mis alrededores.

Sentía una extraña presión que se estaba ejerciendo en mi pecho, era constante y ocasionó que el agua en mi interior saliera acompañada de tos e intentos por recuperar el aire. Tenía frío y mis ojos pesaban pero como pude los abrí un poco para ver que sucedía, una silueta estaba frente a mí. La persona frente a mí me hablaba y movía sus manos frente a mis ojos y sin embargo, la pesadez en mi cuerpo era tanta que no podía enfocar su rostro o nuestro entorno, solo podía distinguir lo que creí, era cabello rubio para volver a caer en la inconsciencia.

Mi cuerpo se sentía incómodo estando en aquella superficie desconocida. Como pude me levanté y enfoqué lo que se encontraba a mí alrededor, ¿dónde estaba? No reconocía la zona en donde me encontraba pero no parecía ser Britmongh.

-Es bueno que se encuentre despierta.- Habló la voz de un hombre a mis espaldas.

-¿Quién es?- Pregunté al girarme para ver de quién se trababa.- ¿Cómo llegué aquí? ¿Dónde estamos?

-Me presento, mi nombre es Olán Hichet. Fui testigo de su ejecución y me lancé para salvarla.- Explicó con cortesía.- Sé que no es una bruja.

-¿Cómo está seguro?- Pregunté con duda.- Todos creen que lo soy.

-Una bruja no hubiese dejado que su cuerpo se hundiese de esa forma y ya me hubiese atacado.- Sonrió sutilmente.

-¿Por qué me ayudó?- No confiaba en sus intenciones.

-Muchas mujeres están siendo ejecutadas por presunta hechicería pero la realidad es que mueren inocentes. Lastimosamente mi hermana fue una de las víctimas e intento que no suceda con alguna otra mujer.- Lucía sincero.

-Lamento escuchar eso.- Murmuré.- Gracias por salvarme.

-No tiene que agradecer.- Asintió con lentitud.- ¿Por qué estaban tan indignados con su presencia? ¿Quién es usted?

-Lo lamento, no puedo revelar esa información. No lo conozco y tampoco pretendo ofenderlo pero desconozco si sus intenciones fueron únicamente buenas.- Volví a murmurar, levantándome del suelo y comenzando a caminar hacia alguna parte.

-Deténgase, no conoce estos bosques.- Tomó mi muñeca y me guio hacia la derecha.- La acompañaré a su hogar.

-No puedo volver allí, al menos no en estos momentos.- Susurré. Pasé mis manos por el húmedo cabello que no dejaba de gotear. Tenía frío y el día no parecía ayudarnos, el sol estaba oculto y nubes de lluvia amenazaban sobre los cielos.

-Entonces tendrá que acompañarme o morirá de frío.- Interrumpió mis pensamientos con suavidad.- En estos momentos no tengo un cálido lugar para pasar la noche pero podremos sobrevivir y no morir helados.

-¿Qué sucedió con las tierras?- Pregunté mientras seguía de cerca sus pasos.

-Los reinos han enloquecido. Están en constantes guerras y los pueblos temen por supuestos encuentros con brujas. Los bosques han entristecido y las tierras han secado a pesar de que la lluvia no ha mermado.- Explicó con cierto deje de tristeza.

-Eso es espantoso.- Asintió en acuerdo con mis palabras y continuamos caminando en silencio hasta llegar a una pequeña cabaña abandonada.

El hombre que había salvado mi vida, Olán Hichet, encendió una fogata para mantenernos cálidos el mayor tiempo posible. El cielo seguía tiñéndose de gris y parecía que se caería en cualquier momento sobre nosotros.

-Tenga, debería comer si pretende sobrevivir para reunirse con sus seres queridos.- Me extendió un poco de pan y lo tomé.

No podía negarme a comer o beber lo que en esos momentos se me ofreciera porque tenía unos objetivos que cumplir. Tenía que mantenerme saludable si quería volver a ver a Malek y regresar a casa.

Retorno Medieval© EE #2 [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora