👩🏻‍🦰05🤴🏻

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La mañana y tarde se habían envuelto de un punzante frío que hacía que doliesen mis huesos. El cabello y las vestimentas de ambos seguían estando húmedas y no eran de gran ayuda pero no teníamos otro cambio y no podía pedir más de lo que ya estaba haciendo por mí.

-¿De dónde eres?- Le pregunté al chico de cabello rubio que se encontraba sentado frente a mí.

-¿Por qué tendría que decirle esa información a una desconocida?- Sonrió un poco mientras observaba el fuego.- Nací y crecí en Prifac.

¿Prifac? Sin poder contener mis impulsos me alejé de él y de la fogata, sosteniendo mis rodillas con la espalda pegada a la pared. Prifac había enviado a otra persona para rematarme.

-¿Se encuentra bien?- Preguntó alarmado por mi reacción.

-No se acerque.- Grité.- Porqué quieren matarme.

-¿De qué está hablando?- Él volvió a intentar acercarse pero cesó sus intentos al ver cómo me hacía más pequeña.

-Porqué siguen queriendo matarme.- Murmuré entre lágrimas.

-No intentamos matarla, si a eso se refiere.-Su ceño estaba profundamente fruncido.

-Los prifactanos solo se han acercado para lastimarnos.- Matarme, pensé.

-No tengo conocimientos sobre su encuentro con nuestro pueblo pero le aseguro que en mis intenciones no está dañarla.- Alzó sus manos y retrocedió los pasos que había dado.- Hace mucho no vivo con mi gente.

-¿Por qué?- Susurré.

-No son semejantes a mí.- Aseguró.- ¿Conoce a Brontol?

-Por supuesto.- Murmuré con asco.

-Por él nos teme... Lamento que mi padre le haya ocasionado problemas.- ¿Su padre?

-Eres hijo de... Eres hijo de ese monstruo- No podía ser verdad. Me había salvado el descendiente de aquella bestia que me había arrebatado la vida.

-Lastimosamente.- Susurró.- ¿Me dirá su nombre?

-Elizabeth... Elizabeth de Edevane.- Respondí ante su atenta mirada.

-¡Imposible!- Exclamó con el terror pintado en el rostro.-Ella fue asesinada...

-Por tu padre, fui asesinada por él.- Terminé su línea.- Es más complicado de lo que parece.

-Por eso creen que es una bruja, porque una muerta camina entre ellos.- Su tono de voz alarmado no había cesado.

-Sí, podríamos decir que sí.- Asentí con lentitud.

-¿Cómo es posible?- Intentaba terminan de formular su pregunta pero no podía.

-Cuando todo acabe le explicaré lo sucedido, lo prometo.- Asintió con lentitud.- Pero puedo asegurarle que no soy una bruja y tampoco un cadáver.

-Su esposo... El rey de Britmongh, ¿lo sabe?- Volví a asentir.

-Intentó defenderme pero no lo escucharon.- No quería llorar pero mi voz se había quebrado.

-Le ayudaré.- Garantizó con seguridad.- Y luego me dirá cómo sigue respirando.

Terminó de oscurecer y aún con el frío desgarrador que había en el ambiente, intentamos dormir. Jamás había acampado pero intenté asociarlo a eso, una acampada en mitad del bosque. Al amanecer nos despertamos y desperezamos para continuar con el camino hacia no sabía dónde. Afuera seguía haciendo frío pero no era nada a comparación con el de la noche, era pasable.

-Nos detendremos en el próximo puedo para comer algo y descansar un poco. Tenga, cúbrase el cabello o tendremos problemas.- Me extendió su capa y me la coloqué.

-Gracias.- Murmuré, continuando el camino.

Según me había informado, nos dirigíamos hacia la ciudad de Eild, que era más un mercado en medio de la nada que un pueblo en sí. Olán me había ubicado de nuestro paradero con un mapa hablado, Britmongh estaba atrás de nuestros pasos y nos encontrábamos en los bordes de Tizdag, cerca de Suram. Recordar el nombre de la pequeña ciudad de Suram me había traído muchos recuerdos, vivencias que llenaban mis ojos de lágrimas por el anhelo que sentía de volver a aquellos tiempos. Teníamos que alejarnos de las tierras en donde era relativamente conocida y buscar aliados para mi protección y posterior regreso pero no sería tan fácil. Los reinos estaban constantemente enfrentados y con los rumores de brujas rondando las tierras todo sería más complejo.

Ingresamos a un pequeño mercado en medio de la nada, tal y como él lo había dicho. Habíamos llegado a Eild y con las pocas monedas que él tenía en su ropa, compramos comida y un pedazo de tela que nos ayudara a pasar las noches.

-Necesitamos un caballo.- Informó.- Sus pies no resistirán los caminos.

-Puedo hacerlo.- Él negó.

-No, no podrá. No está acostumbrada a caminar largos viajes.- ¿Iba a robar uno? Pregunté para mí.

Él veía un establo relativamente solitario y sonrió. Sí, iba a robarlo.

-Sígame, no se aleje.- Me indicó, comenzando a caminar con cautela hasta llegar al establo.- Suba.

-No, robar está mal.- Lo reñí.

-Lo devolveremos luego, si le parece mejor.- Me tomó de la cintura y alzó mi cuerpo hasta el lomo del caballo.

No esperó quejas de mi parte, se subió al caballo y comenzó a cabalgar a toda prisa. Podía escuchar los gritos e insultos de un par de persona pero eso no evitó que él siguiera avanzando. Tenía que admitir que había extrañado cabalgar y que era la mejor opción para recorrer largos tramos. Al parecer, nos quedaríamos en una choza de un amigo suyo que había conocido mientras caminaba por tierras desconocidas.

-Tengo una duda sobre usted.- Habló alto para que pudiese escucharlo.

-Adelante.- Incité a que hablara.

-¿Cómo llegó a casarse con el rey de Britmongh?- El viento golpeaba nuestros rostros y dificultaba la audición.

-Simplemente sucedió.- Respondí. Sonreí ante el dulce y a su vez, amargo recuerdo del comienzo de nuestra relación social y luego sentimental.

-No es muy habladora, ¿cierto?- Tal vez esperaba más detalles por mi parte pero no podía confiarle ese tipo de información.

-No, no lo soy.- Afirmé con tranquilidad.

Olán percibió mis intenciones de tener un viaje silencioso y me concedió el deseo, no habló en lo que quedó de trayecto. En todo el camino no habíamos dejado de ver árboles secos y hierba muerta. No tenía idea del motivo por el cual las tierras estaban reaccionando de esa forma, ni siquiera con los conocimientos de la época moderna que tenía. No era una simple sequía, parecían más bien estar siendo envenenados pero eran demasiados para ser algo hecho por el ser humano o al menos para uno solo. Definitivamente algo muy grave estaba pasando en la Europa medieval y por primera vez, no tenía una respuesta a ese fenómeno o una hipótesis.

Retorno Medieval© EE #2 [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora