DON'T BLAME ME sei mio

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sirius black 

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Estoy soñando, es seguro, una pesadilla tal vez.

Sirius Black.

El prófugo mundialmente buscado se encontraba frente a mí.

— ¿Traes empanadas de calabaza? —preguntó, ansioso.

¿Qué?

Tarde unos segundos para poder mover la mano, aunque resultó más como un espasmo. Con precaución me agache para hurgar en la canasta, sin quitar por mucho tiempo mi mirada de Black. Saqué unas empanadas envueltas en una servilleta y se las ofrecí.

Black las tomó en seguida, devorando cómo si no hubiera comido antes, lo cuál probablemente así era.

—¡Son una delicia! —exclamó con la boca llena—. Hace mucho tiempo que no probaba algo tan delicioso.

No pude evitar mirarlo con curiosidad.

Sirius Black portaba el atuendo de prisión, sucia y desgarrada de algunas partes. Su aspecto físico resultaba bastante lamentable, pues se encontraba en los huesos. Sin embargo, pese a su aspecto de vagabundo, había algo en él que me inquietaba. Tal vez era la tristeza en sus ojos, lo que no concordaba con su reputación.

—¿No deberías atacarme o algo así? —cuestiono, temerosa.

El hombre me dirigió una mirada incrédula.

—¿Quieres que lo haga?

Negué con rapidez.

—¡No!

—¿Qué más traes ahí? —pregunto, mirando la canasta, ansioso.

Aun arrodillada frente a la canasta, saque las delicias que los elfos domésticos habían preparado. Puse los platillos protegidos sobre una pequeña manta que tendí en el suelo para evitar su suciedad.

Los elfos domésticos querían alimentar a una tripulación, pese a que solo pedí algo ligero.

—Eh, adelante, puede servirse —hable, al ver la mirada de Black en los platillos. Tal vez así no quiera matarme.

—¡No digas más! —musito, y comenzó a engullir una tarta de melaza.

Trate de no mirarlo, pero resultaba todo un reto.

Me quedé completamente quieta, precavida y alerta. No sabía en qué momento se lanzaría contra mi para silenciarme, después de todo, acabo de descubrir su oscuro secreto.

Encontraba la situación bastante hilarante.

Mi padre me prohibió salir al pueblo para evitar cualquier situación que involucra a Black y casualmente, me encuentro con el mismo en los terrenos del castillo, compartiendo una merienda.

—Hace tiempo que no he comedido algo decente... o haya comido —dijo, agarrando una tostada con chocolate.

No pude evitar sentir compasión ante su situación. Aún si es un criminal, sigue siendo un humano que requiere de las necesidades más básicas como el alimento y el agua, debe haber sido muy difícil estar vagando sin nutrientes en su cuerpo.

Incluso mirándolo, y sabiendo quien es, me resultaba difícil creer que fuese un mago peligroso.

Ahí me encontraba sola y desarmada -última vez que salgo sin mi varita- y no había intentado hacerme daño, aunque tal vez se debía a que sabía que no llegaría muy lejos si corría.