DON'T BLAME ME sei mio

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en slytherin no

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Hay una verdad que no aceptas, una que todos saben, e incluso tú, pero te rehúsas a aceptarlo. Mia lo sabía, gritaba en su cabeza y en su corazón, pero se mantenía firme a su idea, su terquedad la cegaba y pese a su nerviosismo, miraba al sombrero seleccionador, ansiosa a la espera de su turno.

La profesora McGonagall llamaba a los alumnos conforme a la lista en su mano.

Susan Bones, Hufflepuff.

Terry Boot, Hufflepuff.

Y seguía con los nombres.

Draco Malfoy, Slytherin.

Era tan evidente que aquel niño rubio quedaba selecto ahí. Era casi una tradición para los puristas. E incluso cuando Harry Potter, el niño famoso, quedó en Gryffindor, de alguna forma, todos sabían que sería su casa seleccionada.

Gilbert Prince, Slytherin.

El corazón de Mia dio un vuelco. Y solo hizo un ligera mueca cuando aquellos ojos negros la miraron al pasar a su lado, dirigiendose a una escandalosa mesa perteneciente a las serpientes plateadas.

Sus dedos sostuvieron el borde de las mangas de su túnica negra.

«—Ni siquiera sueñes con estar en Slytherin, Fiori —se burlaban esos ojos negros»

Miró al frente, fingiendo no verlo, cómo si no hubiera reparado en su existencia y por consiguiente, su advertencia.

—Euphemia Snape.

El ritmo de su corazón se volvió anormal y un ligero terror la invadió. Ya no se sentía tan segura cómo antes, ahora la posibilidad de decepcionar a su padre era latente en su cabeza.

Avanzo. Aunque tenía miedo al futuro, siguió adelante y se sentó en la butaca, donde la profesora McGonagall procedió a colocarle el sombrero seleccionador y espero...

—Tienes una buena disposición para probarte a ti misma, la mente tampoco es mala... —susurraba en su oído.

«En Slytherin, por favor, en Slytherin»

Mía deseaba borrar aquella mirada socarrona de su primo.

El sombrero seleccionador soltó una especie de risa ligera, aparentemente divertida.

—¿Slytherin? —cuestiono— Serías el sol más brillante iluminando una pradera sin flores; un tejón en un nido de serpientes dispuestas a devorar... Resultaría curioso...

«Por favor, quiero ir a Slytherin»

—No importa los medios ¿eh? Mucha suerte, entonces, tejona —río—. SLYTHERIN.

Mia mostró una radiante sonrisa ante el veredicto del seleccionador. Se levantó con orgullo, caminando con valentía a la mesa que aplaudía, viendo con triunfo la mueca de evidente desagrado del azabache.

—No perteneces aquí —Gilbert ni siquiera la miró cuando ella se sentó a su lado.

—Pues el sombrero seleccionador no piensa lo mismo —musitó, a la defensiva.

—Se ha equivocado.

—Si se equivocó conmigo, según tú, entonces también lo hizo contigo ¿no? —contestó ella, apretando su túnica entre sus dedos, con nervios.