DON'T BLAME ME sei mio

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experiencias de vida, solo a mi me pasa algo tan vergonzoso. no más fiestas para mí.

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Las vacaciones de semana santa no fueron tan divertidas. Aunque no fue una tortura como para los que presentan los T.I.M.O.S y E.X.T.A.S.I.S. Sin embargo, la tensión que rodeaba todo Hogwarts no era por las calificaciones, todo se debía al partido final donde Slytherin y Gryffindor eran los protagonistas.

Todos deseaban el triunfo a la casa de los leones, incluyéndome.

De hecho, debo admitir que en una actitud infantil, solía usar un Jersey escarlata con el dibujo de un león para molestar a Draco y funcionaba muy bien, porque cada vez que me veía parecía que le temblaba el ojo.

A ese pelo teñido no le hacía mucha gracia verme con Ginny y me llamaba "traidora". Incluso una vez me acerqué a Potter solo para verlo con intenciones de hechizarme, pero sabía que no podía hacerlo porque mi padre lo crucificaría. 

—Me ofendería ser usado —dijo Potter al notar mis intenciones—, pero si es para molestar a Malfoy no me opongo.

También había pasado mucho tiempo con los hermanos Diggory. Cedric solía estudiar en la misma mesa de la biblioteca con nosotras y a veces cenábamos juntos. Descubrí que es fan de Queen, solo por eso me agrada más.

Draco, en réplica, solía comentar sobre el caso de Buckbeak en voz alta cuando me encontraba cerca, también insultaba a Potter con más ganas y ni hablar de la vez que intento meterse con Hera, pero la niña Ravenclaw no tiene la paciencia para soportarlo y le lanzó un hechizo que lo dejó calvo.

Me reí mucho ese día.

Además de mis riñas con Draco, había enfrentamientos en los pasillos de los equipos y alumnos de las respectivas casas. A veces sentía empatía por Draco ante la presión y esperaba que ganara, pero quería que él sintiera lo que es perder algo que te importa.

La mañana del sábado subí a desayunar. Trate de ignorar el ambiente tenso y de euforia que rodeaba todo el comedor. Vi a varias personas detenerse en la mesa de Gryffindor para admirar la Saeta de Fuego de Potter.

Me sentí sofocada ante la burbujeante emoción de la multitud, incluso sentía que me ahogaba en este lugar con tantas personas. Me acerque con rapidez a mi mesa, sentándome al lado de Gilbert.

—Te ves pálida —dijo él al verme.

—Muchas personas —hice una mueca. Gilbert me entregó un banderín de Slytherin.

Draco apareció en ese momento, dándome una mirada resentida.

—La traidora se digna a apoyar a su casa —dijo con sarcasmo. Lo ignore—. ¿Ahora estás sorda?

—¿No escuchas un molesto zumbido? —inquiero a Gilbert, con aire desconcertado.

Gilbert sonrió con diversión. —Ahora que lo mencionas...

—Los odio.

Pansy llegó portando los colores representativos de la casa en su vestimenta. En su mano derecha sujetaba un banderín de Slytherin.

—Hola, Roseanne —me saludo animada. Forme una leve mueca dando una mala mirada a Gilbert por decirle mi segundo nombre.

—Hola, Ansy —dije, recibiendo su abrazo con gusto.