17|| Recuerdos

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Hace once años




—¡Mamá! ¡Papá! ¡Miren lo que hice!

El pequeño Seongmin corrió hacia donde estabas sus padres sentados en el sofá hasta estar en medio de ellos.

—¿Qué hiciste Seong?— preguntó su madre con una ligera sonrisa al ver a su hijo feliz.

—Hice un dibujo de nosotros siendo una familia feliz— Seongmin le mostró el dibujo primero a su madre y después a su padre—. Esta es mamá, este es papá y esto soy yo— señaló con su pequeño dedito—. ¡Viviremos felices para siempre!

—Vaya Seongmin, si que eres muy creativo— esta vez dijo su padre admirando el dibujo que tenía en sus manos.

—Cuando sea grande quiero ser un gran artista— Seongmin anhelo con una sonrisa.

—Sé que lo lograrás hijo— su madre desarregló un poco su cabello—. Tienes que soñar en grande para hacerlo.

El pequeño Seongmin asintió agrandando más a su sonrisa. Sabía que lo podría lograr con el apoyo de sus padres, sabía que podría contar con ellos y sabía que nunca le diría un "no" a lo que él quería ser.

Admiraba mucho a sus padres, siempre trabajando duro y con esfuerzo para que adelante sus frutos crezcan y que la gente vea lo que hicieron. Seongmin deseaba ser como ellos, independientes, amorosos, inteligentes y demás cosas que Seongmin no sabía contar por lo demasiado que era.

—Mamá, ¿Puedo ayudarle a terminar el pastel?— Seongmin preguntó cuando su madre había puesto con un imán de piña en el refrigerador el dibujo de su hijo.

—Claro que sí hijo, pero lávate las manos primero— su madre aceptó oyendo de parte de su hijo un "siii" para irse de la cocina y después volver a los minutos con tanta energía.

Luego de eso la madre de Seongmin puso un banco para que si hijo pudiera alcanzar la mesa, con seis  años todavía era demasiado pequeño de estatura. Pusieron en un tazón el glaseado del pastel y después cortaron algunas frutas. El padre de Seongmin se les unió a ayudar, ayudando a su hijo a colocar bien el glaseado del pastel. Y después de una hora completa ya estaba completamente terminado.

Su madre trajo algunas velas que estaban guardados en un estante para colocar una por una encima del pastel. Siete en total. Encendiendo cada una para después cantar el feliz cumpleaños a su hijo junto a su esposo. Los padres de Seongmin le dijeron que cubriera sus ojos con sus manitas mientras ellos volvían cuando Seongmin había apagado las velas del pastel, quitando lentamente sus manitas para ver un gran regalo que sus padres sostenían.

Lo abrió alegremente hasta que miró lo que contenía, un gran estuche de varias pinturas que podría utilizar.

—Wauh, es tan genial. ¡Muchas gracias!— fue a abrazar a sus padres con mucha alegría, en verdad los amaba tanto.               

Los años pasaron y el pequeño Seongmin tenía ocho años de edad. Las cosas siguieron igual y nada nuevo para él, hasta que llegó un momento en el cual había entrado a una nueva escuela y tener que hacer nuevos amigos. Seongmin era muy tímido, pero intentó ser amigo de alguno de sus compañeros, pero no lo hizo. Más bien, se alejaba de los demás. ¿Por qué? Porque cada vez que le ponía demasiada atención a alguno de sus compañeros hombres siempre sentía esa extraña sensación en su pequeño corazón, y temía de que si llegase a hacer amigo de alguno de ellos pudiera decirle algo malo.

Dándose cuenta, de que le atraían los hombres. Por esa razón se alejaba de todos. ¿Y de las chicas? Sólo platicaba algunas veces con ellas, pero si lo hacía con un niño se trababa con sus propias palabras. Hasta que llegó un momento en que él cumplió los doce años comprendió de que le gustaban los hombres. Y decidió decírselo a sus padres, porque estaba completamente seguro de que lo apoyarían en su decisión.

Your love || Hyeongmin, Minseong || CravityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora