Jeon JungKook es uno de los pocos de su casta, sí, Jeon JungKook es un beta. Uno de los maravillosos y preferidos hijos de la madre Luna.
Para Jeon siempre fue complicado adoptarse a su vida. De pequeño fue el niño del que nadie quería ser amigo, d...
-Jeon. -Le llamó su profesor de dibujo haciéndolo detenerse justo frente a la puerta. -¿Podría venir un momento? -JungKook suspiró pesado, estaba deseando irse a casa después de esa semana infernal.
-Dígame profesor. -Habló educado parado frente al hombre.
-Verá Jeon, no he querido preguntarle delante de la clase por respeto. -Inició poniéndose en pie y caminando hasta el caballete del joven, JungKook lo siguió. -Pero lo cierto es que no entiendo su obra y no sé cómo valorarla. -Jeon vio su dibujo y de vuelta a su profesor Omega. -¿Sabe usted que el trabajo de esta semana era expresar la tranquilidad en su lobo?
-Eso he dibujado señor. -El Omega inclinó su cabeza curioso pidiéndole así que de explique.
El dibujo de Jeon había resultado bastante sencillo a comparación del de sus compañeros, de hecho tenía un halo tétrico que supuso era lo que desconcertaba a su profesor.
En cuadro era el simple lienzo blanco; en su centro la imagen minimalista de un libro de tapa cerrada y este estaba acompañado, con las mismas pinceladas negras y sutiles, por una taza con café a su izquierda y una porción de bizcocho a su derecha. Lo que tal vez lucía más triste y extraño era que estos dos últimos elementos estaban tachados por dos puertas pinceladas gruesas en rojo haciendo una "X".
-¿Entonces? -Preguntó el profesor tras el breve silencio en el que Jeon recordó esos deliciosos aromas. Gracias a esos chicos que conoció el lunes y el martes ahora odiaba su punto de relajación. Pero había encontrado otro, no pensarlos.
-El café es el aroma de mi Alfa, el bizcocho el de mi Omega. -El profesor asintió lento, todavía sin comprender cómo eliminar esos aromas de su vida le ofrecía tranquilidad a su lobo. -Los Betas solemos tener a nuestro lobo tranquilo y casi dormido todo el tiempo. -Explicó, el hombre ni se movió. Como otras tantas personas, su mayoría, era la primera vez que conocía a un Beta. -Hace poco conocí a mis destinados y como pasa en todas las ocasiones estos son algo complicados. -No quiso dar información de más, porque a su profesor no le importaba su vida privada y porque ni él sabía explicarse. -Entonces el momento de tranquilidad de mi lobo es cuando ellos no están.
-Oh... -Susurró su viejo profesor sorprendido y confuso; sin embargo asintió y le agradeció su explicación antes de dejarle marchar. -Jeon. -Lo detuvo de nuevo en la puerta. -No comprendo mucho sobre el trabajo de un Beta, pero le deseo mucha suerte. -Sonrió el Omega canoso. -Cuando uno encuentra a su destinado es primitivo el sentimiento de pertenecer y felicidad.
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Viernes por la noche JungKook seguía desorientado, tan cansado como el resto de días esa semana que pasaron con el peso de mil años por su falta de sueño.
¿Lo peor? Había comenzado a aborrecer el café, que era lo que lo mantenía despierto en clases, y los bizcochos, que eran su merienda favorita desde cachorro.
En ese momento estaba junto a su Hyung Omega en el restaurante de su Hyung Alfa. NamJoon le hablaba de su cita con su Alfa Hoseok y le decía bien feliz lo encantador que era con él y su torpeza natural.
