Un día estupendo

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MERYL'S POV

- Pero...

- ¡Nada de peros!

- ¿Cómo que...? ¡Mamá! - me desespero. ¿Cómo me puede hacer esto? ¡Joder, que es mi propia madre! Mis ojos azules se enfrían cuando los suyos oscuros me miran, burlándose de mis gritos. Mi madre cruza de brazos, y me lanza una mirada dura para que yo la caze al vuelo, pero la tiro al suelo, y desperdicio siete segundos más de mi vida.

- ¡Soy tu madre y me vas a escuchar! - ella se acerca a mí, y me mira, con aquellos guerreros ojos castaños que tiene - Si no te dejo ir a la Selección es por algún motivo.

- Y no me puedes contar el motivo, ¿me equivoco?

- No me vuelvas a hablar así, o te...

- ¿O qué? ¿Me vas a castigar, puesto a que ya estoy castigada sin poder salir con mis amigos? ¿No te das cuenta que me lo has quitado todo? ¿Que no me puedes quitar nada ya?

- Meryl... - sus ojos empiezan a brillar, y por fin veo a la madre que quiero, aunque sólo sea un poquito. Su débil voz me enfurisma aún más. Pero, ¿qué se ha creído...? Me marcho del comedor, con una llave en la mano y unos pendientes maravillosamente bonitos en mis pequeñas orejas.

Cuando se va a dar cuenta... ¿Que no me puede hacer más daño de lo que me ha hecho? ¿No le parece bastante... Que sufra y que mi sufrimiento no tenga remedio?

Me dejo caer en la cama, y abre y cierro los ojos, hago intentos estúpidos para no ponerma a llorar cómo una estúpida que, casualmente, es mi madre.

Toc, toc, toc.

Me giro instintivamente, y fijo mi mirada en la puerta, dónde un apuesto chico moreno está cerrándola.

- Kyle, no sabía que...

- No pasa nada. - se sienta a mi lado en la cama. Yo gimo. ¿Por qué todo es tan complicado? Él se tumba a mi lado. Qué bien, lo que necesitaba. Terapia de un mejor amigo a la chica más tozuda y cabezota del mundo. Qué bien que empezamos.

- Sí que pasa algo. - cruzo de brazos y pongo mi cara contra mi almohada. Él me da unos golpecitos cariñosos en el hombro.

- ¿Me lo puedes contar?

- Odio mi vida.

Él se ríe. Yo me giro, quitándome el cojín de la cara y así poniéndome en una posición para poderlo ver de frente. Finjo estar molesta, y pongo los ojos en blanco.

- Te odio, Kyle Brown.

- Sé lo mucho que me quieres. - me guiña, y yo río sarcásticamente.

- Demasiaaado. - le tiro el cojín.

- ¡Eh! - él se tira sobre mí y me empieza a hacer cosquillas. Yo me río. ¿Cómo es que siempre me hacer reír?

- ¡Déjame en paz, te oodio! - grito, sin poder parar de reír, y él para y se separa de mí. Yo me tomo mi tiempo para poder respirar con normalidad. Los dos nos tumbamos otra vez en la cama, separados por centímetros.

- ¿No te ha dejado entrar, no?

Suspiro ante su susurro. Él me coge de la mano y yo reposo mi cabeza en su hombro.

- Aunque me falten doce días para hacer los dieciséis, encuentro muy injusto que no me deje ir.

- Y sólo faltan trece para que te puedas inscribir...

- ¡Sí! ¿Me entiendes? Ya sé que no voy a ser seleccionada ni que presenciara un miráculo, pero quiero tener la oportunidad cómo todas las demás...

Los ojos azules de Kyle se cruzan con los míos, y su pelo marrón brilla un poco, al sentir la luz en nuestras cabezas. Cuando los dos paseamos, la gente nos pregunta si somos família. Que los dos tengamos más o menos el mismo tono de color de pelo y ojos azules no quiere decir que seamos famíla... Aunque me encantaría ser su hermanita pequeña. Él es cómo un hermano mayor para mí, aunque solamente tenga veinte años. Sonrío pensándolo. ¿Cómo sería ser la hermana de Kyle Brown, el apuesto Dos, el grandioso actor Kyle Brown...?

- Yo te puedo ayudar. - se pasa la mano por el corto pelo que tiene, y me lanza una media sonrisa, y yo la cazo al vuelo, cómo una niña pequeña en busca de mariposas.

- ¿Ah, sí? ¿Y cómo? - me fijo en una mancha de chocolate que tiene en la manga. Se lo debería decir... ¿O no? Mi clara mirada se centra en el techo. Él fija la suya en la mía.

- Pues... Te puedo conseguir los papeles...

- ¿Cómo? - mis ojos se fijan en los suyos, y, por extraño que parezca, una brisa de tristeza se ven reflejados en los suyos durante medio segundo. Luego, aquella brisa se esfuma. Así. Pum.

- Esto... Mi madre se encarga de este tema, y me los podría conseguir, creo yo...

Me tiro en sus brazos, soltando un chillito.

- ¡Dios, gracias, Kyle! Te quiero, te quiero, te quiero, hermanazo. - le beso la mejilla tiernamente, y él suelta una carcajada, y me besa la frente.

- Y yo a ti, hermanita. Y yo a ti.

Y abre sus brazos. Y yo me acucurro en ellos, cerrando los ojos.

- Yo más. - susurro, y sé que le he sacado una sonrisa, por muy pequeña que sea.

KRISS' POV

Me siento en el sillón, y dejo caer los brazos. Algún día se lo tendré que contar. Algún día le tendré que contar que no quise que fuera a la Selección por un motivo, y le contaré el motivo. Y se enfadará conmigo. Pero siempre es mejor vivir dentro de una verdad que te duela que una mentira que te haga feliz. Y eso se lo diré. Es la experiencia, cariño. La experiencia y el recuerdo del amor.

Un amor perdido. Un amor engañado. Un amor no muy sincero. Los tres amores.

Sacudo mi cabeza. Estoy harta de ver odio en la mirada de mi hija... ¿Qué he hecho yo para merecérmela, aquella mirada? Mi hija sufre, y no la puedo ayudar.

Y eso me rompe.

- ¿Mamá...?

Me giro, y un chico rubio está detrás de mí, con su mirada de chocolate fijada en la mía. Diviso tristeza, en su mirada. ¿Por qué aquí todo el mundo está triste...? Por mi culpa, será.

- Dime, Jayson. - mordizqueo el trozo de pan de la barra que ha comprado esta mañana Jayson. Él se quita la chaqueta y la pone encima de la mesa. Se quita la gorra y saca un libro de su maletín.

- Aquí está. - susurra, y yo me levanto. Nos cruzamos la mirada, y yo asiento. Lentamente, me voy acercando a la mesa, y lo diviso. Aquí está.

- Después de tanto tiempo...

Una anillo vuelve a resplandecer en mi dedo anular, y me pregunto qué habrá pasado. ¿Lo podré a aceptar... a volver a recordar?

La Selección - Kriss AmbersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora