Pequeños descubrimientos.

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KRISS' POV


- Maxon... - tartamudeo. ¿Qué...?

- Kriss. - dice él, y mueve un poco las manos - America... America ya no es la misma.

- ¿Q-qué? - consigo decir. Bien Kriss, bien. Maxon alza su mirada de chocolate a la mía del café, y suspira.

- America ha cambiado - me dice, y yo le miro algo confundida -. Para mal - me aclara.

Yo no digo nada, así que él me ofrece el brazo, y dice:

- Creo que necesitamos dar una vuelta, y hablar un poco.



JAYSON'S POV



- ¡Jayson! - Suzanne se pone de puntitas y me saluda al verme. Kyle y yo llegamos a ella, y Kyle le da un beso corto a los labios. Intento no morirme de celos, e intento estar un poco más atento a la situación.

Kyle, Suzanne y yo nos sentamos en un banco y nos estamos callados durante unos incómodos minutos, hasta que Suzanna suelta un suspiro, y habla:

- La última vez que la vimos estaba saltando chillidos de alegría al lado de Ana. Todo lo que me acuerdo es que se fue alejando de nosotros, y que ahora está desaparecida.

Pongo las manos sobre mis párpados, y me muerdo el labio superior.

- Tiene que estar por alguna parte...

- La hemos buscado por todas partes, Jayson. Y no la hemos encontrado. Lo siento. - dice Suzanne, balbuceando. Yo me levanto, enfurecido.

- ¡¿Cómo que lo sientes?! ¡Si sintieras algo no dirías nada sobre el tema, y me ayudarías a buscar a mi hermana!

- Pero... Y-yo de ve-verdad que lo si-siento... - balbucea Suzanne.

- ¡Si de verdad pudieras sentirlo no te habrías acostado conmigo cuando estabas con Kyle! - rompo en gritos. Suzanne cierra la boca, y cuando me mira a los ojos sé que está intentando no llorar.

- Kyle... - Suzanne le frota el brazo a Kyle, pero él la aparta.

Kyle está más pálido que unas sábanas, y sus ojos están empezando a enrojecer.

- No me hables. No intentes arreglar nada. Ya no tienes derecho a hacerlo - dice Kyle, y cuando se dispone a levantarse y marcharse, Suzanne lo agarra del brazo.

- Pero... ¿Y nuestro hijo? - dice Suzanne con un hilo de voz.

Kyle suelta una carcajada sarcástica.

- Me apuesto lo que sea que ni es mío, ¿me equivoco?

Suzanne empalidece.

- Te he preguntado una cosa. ¿Me equivoco?

Suzanne no responde.

- ¿Me equivoco? - Kyle le agarra el brazo bruscamente.

Yo me levanto y le aparto el brazo de Kyle, y me pongo delante de Suzanne.

- No, no te equivocas - alzo la barbilla, y Kyle también lo hace -. El bebé que está dentro de la barriga de Suzanne no es tu hijo. Es el mío.





- Lo siento. - Suzanne repite lo mismo por décima vez. Yo la abrazo, y le susurro en el oído.

- Se iba a enterar de todas formas. - digo yo.

- P-pero...

- Nada de peros - le beso la frente - . Quiero un "lo sé" o "de acuerdo".

Suzanne se seca las lágrimas de los ojos.

- ¿Y qué te parece una sonrisa? - le pregunto.

Ella sonríe, y mis sentimientos se disparan.

- Tu sonrisa es literalmente la cosa más bonita que he visto en mi vida.

Ella se sonroja y se esconde en mi pecho.

Yo me río un poco y le beso el pelo.

- Todo irá bien, Suz. Todo irá bien - le susurro.

Ella me dirige una mirada triste.

- Pero primero tenemos que sobrevivir a la tormenta.

- Y lo haremos - le aseguro yo.

- Todos tenemos nuestras dudas - ella se encoge de brazos.



3.12 a.m.

Los dos nos quedamos dormidos en el sofá de su casa.




MERYL'S POV



- Buenos días - dice una voz tan rara que parece asmática. Mi cabeza empieza a dar vueltas, e intento abrir los ojos, pero una benda me lo impide. Me la quito rápidamente con las manos, y miro a mi alrededor.

Estoy en medio de un campo verde, lleno de árboles y pajaritos y toda esa mierda.

- ¿Dónde...? - empiezo a decir, hasta que veo la persona.

Es un chico rubio, con ojos almendrados, y un traje de soldado oscuro. Tiene algunos rasguños en el dorso del jersey verde, y algunos cortes en su mejilla, pero, a parte de estos pequeños detalles, su rostro está impecable.

Dios, cómo odio a la perfección.

Y este tío la representa. En todos los sentidos.

- Buenos días - repite, con la misma voz asmática. Trato de hacerme la dura, y me cruzo de brazos. En algún libro leí que es mejor no demostrar debilidad delante de su raptor.

- Tú, ¿tienes asma o qué? - consigo reunir todo mi coraje, y me intento levantar, pero las piernas me fallan y sólo consigo moverme un centímetro del suelo, hasta que caigo de culos.

El asmático se pone a reír. Joder, ríe cómo si fuera un asno. Es un asno asmático.

- Ya me habían hablado de tu... Esto, de tu interesante personalidad.

- ¿Por qué me has... Eso, secuestrado? - me siento estúpida al preguntarlo, pero, tú, qué le vamos a hacer.

- No te he secuestrado. Te he salvado - él frunce el ceño. - Ah, y, por cierto, una última cosa.

- ¿Qué? - yo también frunzo el ceño.

- Puedes llamarme Lee - dice él, indiferentemente,

- No pienso llamarte así.

- ¿Por qué no? - dice él, con una voz asmáticamente burlona.

- Porque no te pega.

- ¿Y cuál crees que me pegaría más? - alza una ceja.

- Gilipollas.


La Selección - Kriss AmbersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora