Cuatro

1K 70 2
                                    

–¿Debería saber tu nombre? –sus manos viajan por todo mi cuerpo mientras su boca se encuentra dando besos y lengüetazos por mi cuello. Debo admitir que el cuello es una de las partes más sensibles de mi cuerpo y con tan solo sentir su aliento me pone a temblar

–No, no deberías –al igual que él, mis manos también recorren su cuerpo, puedo sentir su torso bien formado por encima de su camisa, sus pectorales, y lo fuertes que son sus brazos. Al tener las piernas envueltas en su cintura puedo sentir lo duro que está y apuesto que él puede sentir lo mojada que me encuentro gracias a él. Sus manos viajan de nuevo a mis piernas y restriega su miembro en mi feminidad.

–¿y debo preocuparme por el arma en tu pierna? –dice mientras mis manos se mueven por sí solas quitando los botones de su camisa. Niego mientras la saco y guardo en mi bolso que se encuentra en la perilla de la puerta

–Son tiempos difíciles, todas las mujeres deberían andar armadas –Beso su cuello y dejo unas cuantas marcas en su pecho –No me olvides por unos cuantos días –señalo su pecho y bajo mis manos al cinturón mientras lo desabrocho al igual que su pantalón. Debo admitir que al sentir su miembro con mis manos parece grande, tal vez uno de los mas grandes con los que me he encontrado

–Aunque quisiera dudo mucho que te pueda olvidar cielo –saca una de mis tetas del vestido y las chupa como si de ello dependiera su vida sacándome algunos jadeos y meto las uñas en sus brazos –¿Te cuidas?  –Dice cambiando de pecho y asiento. Hace a un lado mis bragas y desliza poco a poco su miembro haciéndome arquear la espalda en la pared de los baños.

–Oh Dios… sí –Digo volviendo a su boca y besándolo con deseo. Su lengua se sincroniza con la mía al igual que su cadera empieza un vaivén cada vez más rápido haciéndome jadear y gemir contra su boca –Sigue así cariño –digo entre gemidos. Tiene la boca contra mi cuello y siento como vibra su voz con cada embestida. Mis uñas rasgan la piel de su pecho, sus hombros y brazos cada vez que lo siento llegar más profundo.

Con la velocidad de sus embestidas y sus manos magreando mis pechos, nalgas y todo lo que pudiera alcanzar sentía cada vez más la presión en el vientre. Una de sus manos viaja a mi cuello y aprieta ligeramente. Sus ojos son cada vez más oscuros y brillosos debido a la lujuria. Sonrío e inclino mi cabeza hasta tocar la pared dándole vía libre para apretar más a lo que responde apretando más y haciendo cada una de sus embestidas más fuerte logrando que nuestros cuerpos choquen y pueda sentirlo todo dentro de mí. Cierro los ojos disfrutando de sus jadeos roncos y sintiendo como toca los lugares correctos.

–Estás tan estrecha que hasta podría jurar que eres virgen –Dice atacando de nuevo uno de mis pechos mientras acompaso mis movimientos a los suyos. –Tienes unas tetas tan deliciosas que pasaría la vida probándolas y jamás me cansaría –Suelta palabras crudas lo que me hacen gemir más fuertes y sintiendo más y más mi fin –Aun no linda, no te corras aun quiero hacerlo junto a ti –Dice y pasa a mi otro pecho. Lleva su mano a mi boca e introduce el pulgar en mi boca. Lo chupo con la misma fiereza con la que él chupa mi pecho. Lo saca y lo dirige a mi sexo haciendo que me retuerza entre sus brazos y mis gemidos se escuchen en todo el baño. No me importa que hayan mas personas, ni que nos escuchen afuera, no me importa nada más que sentirlo dentro de mí haciéndome tocar el cielo con sus embestidas.

Nuestros cuerpos están sudados, mi cabello se pega a mi frente y nuca, mientras que el de él está totalmente despeinado, algunos mechones le caen debajo de las cejas llegando a sus ojos. Llevo una de mis manos a su cabeza y la entierro en su cabello jalándolo debido a la excitación que produce en mí. Su miembro se siente cada vez mas gordo y podía sentir las venas latiendo dentro de mi coño.

–Hazlo cielo, hazlo ahora, estoy listo –y es el detonante para llegar al orgasmo junto a él. Puedo sentir la calidez de su derrame dentro de mí. Siento como mi cuerpo tiembla y veo puntos negros a todo mi alrededor, ha sido uno de los mejores orgasmos de mi vida aunque podría decir que es el mejor…

Princesa RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora