El viaje de regreso a casa fue tranquilo. Como la mayoría de veces que viajo, al tocar el asiento del avión quedo profundamente dormida. Antes de ir al aeropuerto de Krasnoyarks dimos algunas vueltas en el carro tratando de conocer aunque sea un poco más de la cuidad. Al pasar por el club, los recuerdos del hombre misterioso llegaron a mí, los dos orbes verdes que tiene por ojos, el sonido de su voz. Definitivamente es uno de esos hombres que no se olvidan.
Al llegar a casa, dejo la maleta en la entrada y una de las muchachas del servicio me saluda con un asentimiento de cabeza y lleva mi maleta gradas arriba. Me dirijo a la cocina y tomo una de las manzanas.
-¿Sabes dónde está papá? –Le pregunto a la que se encarga de la comida. Me indica que está en las caballerizas y salgo con dirección a él. En camino termino mi manzana y acaricio a Eros, mi caballo. Éste al levantar mi mano de su cabeza resopla y busca acercarse a mi toque de nuevo. Escucho la voz de papá y voy hacia donde se encuentra. Está cepillando a una yegua, una de sus favoritas si no estoy mal.
–Te estaba buscando, llegue hace como 10 minutos y esperaba una fiesta de bienvenida de parte tuya –Bromeo a lo que él sonríe
–¿Ya fuiste al despacho?
–Noup, vine directo a buscarte ¿Pasa algo?
–No, pero hay alguien que te ha estado esperando. Le dije que regresara más tarde o mañana pero dijo que esperaría hasta que vinieras –Dice mientras sigue cepillando a la yegua –Ve ya, que no me da mucha confianza –Asiento con la cabeza y le doy un beso en la mejilla antes de salir del establo.
Ciertamente debe de ser algo importante ya que si fuera alguien del colegio me hubieran llamado o avisado antes de venir, aparte, solo Bianca y unos cuantos conocen donde vivo en realidad. Al entrar al despacho veo de espaldas a un hombre rubio con un cigarrillo en mano. Su espalda es ancha y sus brazos parecen fuertes, como si se ejercitara. A pesar de eso parece lo suficientemente delgado. Está vestido con una camisa blanca de botones la cual se pega perfectamente a sus brazos y espalda. Tiene pantalones de vestir color negro y en la mano que sostiene el cigarrillo un rolex plateado.
–Lo siento cariño, no me van los rubios, puedes salir por donde entraste –Digo cruzando la puerta y dirigiéndome hacia la licorera. Voltea y siento que todo el aire sale expulsado de mis pulmones. Tiene uno de los mejores rostros que he visto en mi vida. El cabello rubio le cae rizado debajo de las cejas, sus ojos azul profundo me estudian de pies a cabeza y sonríe. Es una de las sonrisas más dulces que me han podido dar, aunque también es una sonrisa que promete perversión y que ocasionan bragas empapadas. Tiene pecas en toda la cara, sus labios delgados y rosados quedan perfectamente con su rostro. –Pero bueno, si es que pareces un niño ¿Cuántos años tienes? ¿15? –Cojo una copa y sirvo vino. Pongo la botella de nuevo en su lugar y me dirijo a él
–No te van los rubios pero me diste una buena repasada desde que entraste –Sonríe primero y luego suelta una risa profunda. Dios, puedo desmayarme y volver a despertar con solo el sonido de su voz –Y, tengo 25, no estarías cometiendo ningún delito –Me guiña un ojo.
Mi turno de reír y me ve fijamente mientras lo hago. Dejo la copa en la mesa y me acerco lentamente a él viéndolo directo a los ojos y él no me quita la mirada. Al estar frente a él, le sonrío de nuevo y le quito el cigarrillo de la mano. Él me lo entrega y le doy una calada y suelto el humo en su cara. Sé que es de mala educación y todo pero quiero ver sus reacciones frente a mí, las personas suelen intimidarse lo suficiente con saber mi nombre pero parece que no es el caso del chico frente a mí ya que inhala el humo que acabo de soltar. Le devuelvo el cigarrillo y camino hacia el sofá. Él toma la copa de vino que dejé en el escritorio y da vueltas a la copa mientras la huele -¿Petite Syrah? –Pregunta a lo que asiento –se dice que es uno de los mejores pero la verdad prefiero el Calixa Blend – se acerca a mí y me entrega la copa para luego sentarse en el sofá enfrente a donde me encuentro
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Princesa Roja
Teen FictionAlessa Ivankov es la princesa de la mafia Rusa, hija de Frederick Ivankov "el rey" como todos le conocen. A diferencia de su padre, Alessa no es reconocida por nadie en la calle a menos que escuches su nombre o como la llaman. Entrenada para ser l...