ᴏɴᴇ

2.4K 263 13
                                    

Los ojos agudos del capitán no estaban nublados a pesar del licor que recorría su sangre, la noche fría y turbulenta había declarado una fiesta para mantener a sus hombres esperanzados.

Conocía el mar como la palma de su mano, sabía bien cuándo estaba celosa de la diversión y cuando llamaba a los marineros a divertirse con ella. Justo ahora Calipso estaba de buen humor meciendo su barco con dulzura al ritmo de los cánticos de sus hombres.

Sonrió al alzar su botella a la luna, no porque fuera fan de una le daría el desprecio a otra.

Tonterías míticas que había decidido seguir a lo largo de sus veintiséis años de vida.

Tonterías que lo habían mantenido con vida. 

Un chapoteo diferente al sonido que estaba acostumbrado logró captar sus oídos, de manera alerta se apoyó en el borde del carajo solo para observar con más detalle el mar que apenas se veía en reflejo de la luma, aunque fue solo un segundo solo eso necesitó para arrojarse al mar en busca del idiota que cayó al agua en su guardia.

El golpe fue fuerte, el frío lo invadió, pero no le importó, sabía que el mar esa noche no tomaría su vida, pero no estaba tan seguro de que no tomara la vida de aquel que fue arrastrado. 

Abrió los ojos en busca de su tripulante entre la lucha de las intranquilas olas, la luna fue compasiva y le ayudó a ver bajo el mar con su luz, le ayudó a silenciar la música y el estruendoso sonido de las olas contra  las paredes de su barco. 

Un extraño sonido invadió sus oídos logrando atontarlo ligeramente, apenas giró su cabeza solo por instinto fue que logró percibirlo, fue que lo notó y encontró, fue que sus ojos se encontraron con algo que jamás esperó ver en su vida. 

Su boca se abrió con asombro dejando que sus pulmones se llenaran de agua, sintió la desesperación a flor de piel pero sus piernas dejaron de responder, el temor y el asombro, y la curiosidad lo llenaron en un solo segundo, sólo necesitó ese impulso para estirar las manos al frente intentando tocarlo, intentando tocar una de esas que supone que son aletas a cada lado de su cabeza en el lugar que estaban las orejas humanas, sus ojos brillantes que cubrían por completo la cuenca lo tenían atrapado, su piel pálida, casi diría que azul claro, o quizás un verde, no podía definirlo, no cuando algo parecido a cabello de color rojo estaba en la parte alta de su cabeza bailando al ritmo de las olas. 

Sabía que iba a morir, sentía que su vida había acabado de una manera tan tonta que ni él podía creerlo, seguro sus idiotas ni siquiera notarían que se había arrojado, y lo peor es que no los creía capaz de volver a casa de manera segura. 

Decidió cerrar los ojos, decidió aceptar esa ultima extraña y hermosa visión como su último pensamiento. 

Ocean Eyes 『BakuTodo』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora