ᴛʜʀᴇᴇ

1.1K 199 11
                                    

Por ordenes de su doctor había decidido quedarse en cama.

Su caída al agua aún seguía confusa en su cerebro, no entendía porqué había decidido arrojarse al agua en una situación tan peligrosa si no había nadie en peligro. Intentaba una y otra vez encontrar una opción dónde por alguna clase de torpeza hubiera perdido el equilibrio y así haber caído al agua, pero no, no existía.

No tenía tanto licor en su sangre, no se sentía mal desde antes, había comido su cantidad indicada de limas, se había alimentado bien y estaba abrigado, incluso no había fumado su pipa porque el frío de la noche podía hacer que sus pulmones fallaran y así ahogarse con el humo.

Por favor, era el más fuerte y con más sentido de la responsabilidad en su tripulación, no iba a hacer algo que pusiera en riesgo a sus chicos, menos si eso significaba dejarlos en medio del mar a su suerte, entonces, ¿Qué lo impulsó a saltar al agua?

Ya cansado de mirar el techo fue que decidió sentarse en la cama. La fina sabana de seda que robó de alguna casa de algún duque se resbaló por su pecho hasta solo quedar sobre las piernas que mantuvo flectadas. El ardor de los cortes y moretones en su espalda aún se sentían a viva piel por lo que decidió no poner más peso ahí y apoyar su pecho en sus rodillas.

La sensación de que algo se le olvidaba aún no se iba, se estaba llenando de nervios, incluso se había atrevido a apoyar su pulgar en su labio inferior y moverlo para intentar distraerse. Quiere salir a cubierta y por lo menos interactuar pero hasta él acepta cuando la orden médica es tan clara. No se podía levantar o sus oídos se podían reventar.

Decidió cerrar sus ojos, sentir el movimiento del barco en cada fibra de su piel, que el frío tocara suavemente sus brazos mientras erizaba sus vellos como la caricia de un fantasma, se concentró en su propio latido para imitar la sensación bajo el agua, regularizó su respiración para conterla milésimas de segundos más cada vez que exhalaba.

Y de pronto se cayó al suelo por la impresión.

Su mano tocaba su propia mejilla como queriendo retener algo ahí, algo frío pero suave y delicado, algo que le tocó la mejilla como ningún otro humano le había hecho antes.

Algo que sus ojos no podían ver más allá del agua turbia.

Su médico entró preocupado seguido de su maestre, ninguno podía entender porqué el capitán estaba de espaldas en el piso con la mirada más perdida que habían visto en su vida.

Ocean Eyes 『BakuTodo』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora