―¿Y...? ―Pregunté a mi padre. Él estaba con la mirada perdida suspirado como un adolecente.
Puse los ojos en blanco cuando él reacciono al momento de darle un golpe en el hombro.
―Lo siento, lo siento. Carolina, ya sabes como soy de sentimental. —Volví a poner los ojos en blanco.
―¿Y... que pasó? ―pregunté impaciente, quería saber que había pasado con Nicolás y Carina.
―Pues... ellos se quedaron juntos ―dijo encogiendo los hombros como si fuera lo más obvio de la vida.
―¡¿Eso es todo?! ¿No volvió a ver? ―Mi padre negó con la cabeza―. ¿En serio? ¿Quedó ciego? —pregunté incrédula. Sospechaba que la historia era falsa. Ni loca donaría mis ojos, a menos que estuviera muerta.
―Sí, muy en serio ―afirmó mi padre con total tranquilidad.
―¿No será una historia tuya papá? ―Él negro con la cabeza.
―Mira tú folleto ―dijo de la nada, le miré con duda―, vamos, hazlo. ―Hice caso aun dudosa de mi padre―. ¿Qué lees aquí? ―preguntó mientras señalaba unas iniciales.
―¿N. C. C.? ―dije no muy segura.
Mi padre sonrió.
―¿Eso significa...? ―Insistió a que adivinara.
―Las iniciales de un artista fallecido ―dije de forma cortante, cansada de su jueguito.
Mi padre abrió los ojos del asombro y negó con la cabeza desaprobándome.
―Esto significa: Nicolás Caballero Carranza. ―Mis ojos se abrieron del asombro.
―No puede ser... él, él, es... ¿Él es el mismo Nicolás? ―pregunté fascinada.
―Aja... el mismo. ―Mi padre lo confirmo con suma tranquilidad.
―¡Impresionante! ―Esa palabra se quedaba corta a lo que sentía.
―No puedo creer que no te hayas dado cuenta. Se nota que lees mucho, hija. ―Mi padre se burló y decidí ignorarle para seguir leyendo el folleto con detenimiento, con mayor aprecio que al principio―. Vamos deja eso. ―Él pidió.
Me tomó de la mano y me llevó hacia el mismo cuadro que no le había comprendido hace unos minutos atrás.
―Ahora mira y concéntrate.
Aprecié el cuadro detenidamente pero no encontraba el sentido que mi padre conocía.
―Papá, todavía no veo nada ―dije enterrando los ojos en el cuadro―, ¿papá? ―Miré hacia atrás y supe que estaba completamente sola.
Bufé de la cólera. Odiaba que mi padre se dejara guiar por los cuadros hasta perderse y después tener que buscarlo antes de que se volviera a perder. Era el precio de tener a un padre amante del arte.
―¿Hola? ―Escuché una voz masculina a mi lado. Miré rápidamente y pude ver a un chico apuesto. Al parecer tenía mi edad; dieciocho años.
―Ho-hola. ―Saludé torpemente.
Él sonrió.
Su sonrisa era muy tierna, su cabello era negro y su piel era claro haciendo que sus ojos resaltaran más. Me quedé pasmada viendo sus ojos. Eran color miel tan claros que podía ver el aro negro que lo rodeaba y su iris completamente negro. Tenía la boca abierta, nunca había visto un color tan claro. De improvisto recordé la historia de mi padre que recién me había contado y la frase en el folleto.
―Ojos color Sol... ―Pensé en voz alta.
Él rió divertido ante mi expresión.
―Sí, esa era la frase de mi abuelo ―dijo con total naturalidad.
«¿Abuelo?»
―Te refieres a... —señalé el cuadro con mi cabeza, él respondió, con las cejas juntas, asintiendo con su cabeza—. ¡¿Eres el nieto de Nicolás?! ―grité sorprendida.
―Sh... —Colocó su dedo ante sus labios—. No le digas a nadie. Estoy encubierto ―susurró, comprendía que se burlaba de mí.
Enterré los ojos en él y fruncí los labios. No me gustaba que me tomaran por tonta. Crucé los brazos sobre mi pecho y me voltee a ver al cuadro.
―¿Se te hace difícil buscar el significado? ―preguntó con curiosidad.
―No ―dije de manera cortante.
―¿Segura? ―Insistió.
―Si.
―¿En serio? ―Él me examinó con esos ojos claros y yo me dediqué a mirar el cuadro.
Pero luego caí en la cuenta de que no tenía ni la más mínima idea de cómo buscar el significado del cuadro.
Suspiré derrotada, relajé mi postura.
―No, no sé cómo buscar el significado... ―murmuré rendida.
―Bien, cierra los ojos. ―No pidió, ordenó.
―¿Perdón?
―Confía en mí, cierra tus ojos. ―Le miré con duda pero luego observé el cuadro y respiré profundo.
―Está bien... ―Cerré los ojos y esperé más indicaciones.
Sentí una mano tomar la mía.
―No los abras. ―Recordó.
Levantó la mano para posarla en el cuadro y me dejé guiar. Él chico pasó mi mano por todo el cuadro con suavidad.
―Ahora, trata de imaginar lo que sientes ―dijo en un susurro, peligrosamente cerca de mí mientras seguía recorriendo mi mano en el cuadro.
Obedecí y traté de buscarle sentido en el tacto. Curvas horizontales líneas verticales. Cada una tenía diferente formas. Las curvas horizontales se asemejaban a unas colinas. Las verticales eran más rectas. Pude sentir un semicírculo sobre las colinas.
Las líneas verticales se unían a ese semicírculo. Había ciertas áreas ásperas pero sólo sobre las colinas. Bajó las colinas se sentía una serpenteante curva, parecía un río cruzando el cuadro.
Sonreí ante tantas sensaciones.
―¿Ya lo puedes ver? ―Preguntó.
―No lo sé. Pero creo que es un atardecer o un amanecer. No estoy muy segura ―dije fascinada ante el descubrimiento.
Él dejó de tomar mi mano y abrí los ojos, para ver que ocurría. Miré a mi costado derecho, él estaba ahí, mirándome fijamente.
―Lograste encontrar el significado. ―Sonrió―. Me llamó Nicolás.
Reí ante el nombre.
―No puedo creerlo ―dije riendo mientras, él me miró con las cejas juntas, tratando de comprender―. Lo siento, mi nombre es Carolina, un gusto conocerte. ―Seguí riendo ante la coincidencia.
Pero luego dejé de reír para admirar sus ojos claros. Tan claros, como mencionaba la historia de papá. Tan hermosos, que amenazaban con robarme un suspiro. Tan únicos, que me era imposible pensar que esos, eran los ojos color sol.
Mis ojos color sol...
FIN

ESTÁS LEYENDO
Ojos color sol
Romantizm"Esto son mis sentimientos, mis sensaciones, mis emociones, cuando la vi..." ―No comprendo este cuadro... -------------------- Inspirado en la canción: "calle 13 - Ojos color sol". Portada en capítulo 2: CarolGomezC (Gracias chica :D) Aviso: Este es...