5.- Dolor

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Disclaimer: si, si... a que lo saben...

5.- Dolor

Los merodeadores iban caminando en dirección a la torre de astronomía para su próxima clase, mientras hablaban sobre lo genial que había sido el partido de quidditch el fin de semana anterior.

-Agarré la snitch en el momento preciso… - fanfarroneó James por enésima vez.

En ese momento una pelirroja "atravesó" el grupo corriendo con sus manos cubriéndole la cara.

-Mas cuidado Evans… - comenzó Sirius, pero se detuvo al verla.

-¿Estaba… - preguntó James con la vista fija en la espalda de la chica que se alejaba rápidamente.

-llorando… -confirmó Lupin en tono preocupado.

-Voy a verla – dijo James, girando sobre sus talones

-¡Pero James! La profesora dijo que si faltabas una vez mas… - dijo Peter tímidamente

-Al diablo con la profesora… ¿no ves que a Lily le ocurre algo? – dijo mientras comenzaba a correr tras el rastro de la chica.

De un momento a otro, James sentía el pulso en sus oídos, y el sonido de sus zapatos chocando contra el piso de piedra, amplificado muchas veces. Corría y corría pero no lograba encontrar rastro de Lily.

Después de buscar en algunos salones vacíos, el comedor e incluso entrar a dos baños de chicas, soportando el griterío de las jóvenes que ahí estaban, no pudo encontrarla.

De pie en el hall de entrada al castillo miro en todas direcciones buscando algo que le indicara donde seguir buscando.

-¿Dónde estas? – murmuraba con rabia para sí. De pronto como si un hechizo se hubiese apoderado de sus piernas, comenzó a caminar en dirección a la puerta.

Era un día gris, las nubes cubrían completamente el cielo y una fresca brisa removía el cabello y las capas de los pocos que paseaban por los jardines.

Comenzó a rodear el castillo, mirando hacia todos lados, cuando llevaba unos minutos caminando y se acercaba a la parte trasera del enorme castillo, la vio.

Lily estaba sentada sobre la hierba, abrazando sus piernas y con el rostro escondido entre las rodillas. Su respiración agitada y entrecortada le hacía entender que lloraba.

James vaciló unos momentos antes de arrodillarse frente a ella. La miró unos segundos, pero ella no parecía notar que él estaba ahí. Lentamente, para no asustarla, posó una mano en su hombro. Lily levantó la vista para ver de quien se trataba y James pudo sentir como se calaban sus huesos al sentir esos ojos color verde esmeralda, enrojecidos por el llanto fijos en los suyos.

Jamás había visto a Lily llorar, y aunque los destellos tristes acompañados por las lagrimas, le hacían sentir que su corazón era estrujado, no pudo evitar pensar que era hermosa, y que sus ojos, aunque tristes, deslumbraban con su hermosura.

Los segundos pasaban y ninguno cedía ante la mirada del otro, ni si quiera parpadeaban.

-¿Qué te ocurre? – preguntó James después de un rato, demasiado preocupado como para mantener el silencio.

-No me ocurre nada – respondió la pelirroja. El chico la miró unos segundos con expresión sorprendida y luego de unos segundos una sonrisa se dibujo en su rostro.

-Si, claro, preciosa, no te ocurre nada – dijo mientras se sentaba junto a Lily, apoyando la espalda en el muro del castillo.

Lily volvió a esconder el rostro entre sus rodillas y tras pasar unos segundos, el llanto se volvió a apoderar de ella.

-¿No quieres contarme que te ocurre? Dicen que ayuda… ¿lo sabías? – agregó James preocupado y sin saber que decir para ayudarle.

-No, no quiero… - respondió entre sollozos la chica.

-Oh… no importa, de todos modos, si era algo de chicas, no lo iba a entender – respondió él sonriendo y encogiéndose de hombros. De pronto con un movimiento rápido, pasó un brazo por la espalda de la chica, y la atrajo hacia si.

Lily estuvo a punto de replicar, pero en el momento que el varonil aroma de James lleno sus sentidos, se sintió protegida y a gusto, y decidió que no quería moverse. El chico más relajado al saber que Lily no le lanzaría una maldición por haberla abrazado, la acomodó sobre su pecho y la abrazó.

Las lágrimas comenzaron a embargar a la pelirroja, que lloró y lloró, mientras James la abrazaba.

Ella no quería decirle que lloraba porque había chicas que la molestaban por tener al chico más guapo del castillo tras de si. No quiso decirle que estaba harta de que algunas chicas la envidiaran por eso…

No era su culpa que James Potter se hubiese fijado en ella, porque ella nunca había hecho nada para llamar su atención como muchas otras chicas…

Ella era autentica, y no necesitaba ofrecerse a un chico porque fuese popular o guapo. Y no era su culpa que su belleza natural y despampanante hechizara a muchos chicos.

Estaba cansada de tener que aguantar los comentarios envidiosos de las chicas… pero ahí en ese momento, se sintió a gusto con James, rodeándola y acariciándole su rojo cabello. En ese momento entendió que tal vez las chicas le tenían envidia porque James realmente valía la pena…

Y en medio de todo el dolor y agotamiento que sentía Lily, se prendió una llamita en su interior…

Una llamita que James se encargaría, con el tiempo, de hacer un incendio en su interior.

FIN.

30 vicios de los Merodeadores [Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora