30 vicios de los Merodeadores [Fanfic]

27.- Deseo (Navideño)

Disclaimer: nada es mio... si... nada de nada xD... no, mentira... la historia se me pertenece :)

27.- Deseo

El deseo Navideño de Sirius

-¿Qué harán estas navidades? – preguntó Sirius aparentando poco interés.

-Le he prometido a mi madre que iría a pasar las vacaciones allá. – respondió James.

-Yo igual – agregó Remus

-La mía me ha obligado a ir – dijo Peter cruzándose de brazos - ¿y tú?

-No… no lo sé aún – dijo mirando hacia otro lado – voy al baño – agregó y luego se levantó.

Todos se miraron entre sí y luego se quedaron viendo como Sirius se iba al cuarto. Peter que se pasaba el día intentando leer los pensamientos de la gente para dominar la legeremancia, como sus tres amigos, había logrado captar, en un momento de distracción de Sirius, como él deseaba que estas navidades se quedaran todos.

-No entiendo porque simplemente no nos lo pide – comentó James frunciendo el ceño y todos asintieron, pues sabían a que se refería.

-De todos modos, no podemos dejarlo solo… - dijo Lupin - yo ya hablé con mi madre.

-Yo pretendo desobedecerle a la mía, después de todos son nuestras últimas navidades en Hogwarts – objetó Peter.

Todos asintieron y una sonrisa traviesa se dibujó en sus rostros.

La mañana en que todos partían hacia sus casas, los tres chicos se levantaron sin despertar a Sirius, tomaron sus baúles y salieron de la habitación.

Al despertar, Black vio el espacio vacío donde normalmente reposaban los baúles y lanzó un par de maldiciones sin preocuparse en bajar la voz. Se vistió y salió a la sala común que estaba completamente desierta.

"¿es que nadie en Gryffindor se quedó?" pensó al revisar los cuartos de los chicos de otros cursos. Lanzó un suspiro molesto y salió de la torre decidido a no volver a menos que fuese necesario.

Paso el día vagando de aquí para allá, incluso dio una vuelta por la casa de los gritos, pero sin sus amigos no era tan divertida después de todo. Cuando atardecía decidió transformarse en Canuto para ir a dar una vuelta a Hogsmeade, el whisky de fuego era uno de los mejores aliviadores de la tristeza, que aunque él no aceptara, lo llenaba ese día.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

-Vamos, ya es hora, o no estará nada listo – exclamó Lily levantándose de su cómoda butaca en la que leía un interesante libro.

-Si, preciosa, tienes razón – afirmó James sonriéndole embobado, mientras guardaba las snitch con las que había estado jugando.

-Vamos Peter, luego termino de enseñarte como se hace la poción – exclamó Remus mientras el chico asentía.

Los tres chicos, y Lily salieron de la sala de los menesteres en la que llevaban todo el día. Habían planeado la sorpresa de hacerle una cena a Sirius esa noche buena. Lo conocían y por eso sabían que llegaría tarde a la sala común.

Llegaron a la sala y Remus hizo aparecer un hermoso árbol navideño que Peter comenzó a adornar junto a James. Lily que en el día había ido a pedir comida a las cocinas para preparar el plato preferido de Black, arreglaba todo en la mesa que habían dispuesto en el centro de la sala.

Finalmente encendieron la chimenea y se sentaron a esperar a que Sirius volviese.

Cerca de media hora después un voz del otro lado del retrato los hizo quedarse en completo silencio.

-¿Qué harás tu estas navidades? – se escuchaba la inconfundible voz de Sirius.

-La contraseña… - murmuraba la Dama Gorda desde el cuadro.

-Si no estuvieras ahí dentro, te invitaría a cenar… ¿no se puede entrar? – se escuchó un golpe seco contra el cuadro y luego un amortiguado – no… no se puede.

-¡Contraseña! – gritó la mujer perdiendo la paciencia. Se oyó un murmullo molesto y finalmente el chico dijo la contraseña con lo que el cuadro se aparto.

Entró caminando cabizbajo, no le gustaba pasar las fiestas solo, pero menos le gustaba pasarlas en su casa. Un suspiro triste se escapó de su boca sin que pudiera evitarlo, pero no le importó mucho, después de todo, estaba solo…

-¡Sorpresa! – gritaron los cuatro chicos a la vez.

-¿Es que no vas a levantar la cabeza y descubrirnos nunca? – exclamó James sonriéndole y levantándose para ir a darle un abrazo.

-¿Qué hacen aquí? – preguntó extrañado Sirius, aunque una sonrisa se dibujo en su antes marchito rostro.

-Hemos decidido pasar las navidades contigo – exclamó Remus como si fuera lo más obvio del mundo.

-Y te hemos preparado tu comida preferida – agregó Lily alegremente desde la mesa – espero que te guste.

-Le gustará, tu cocinas perfecto, preciosa – dijo James.

Se sentaron a la mesa y comieron los deliciosos manjares que Lily había preparado, disfrutaron, conversaron, rieron y pasaron, a ojos de Sirius, la navidad más perfecta que se pudiese tener.

Y es que aunque no dijera nada, su sonrisa y el brillo en sus ojos era recompensa y agradecimiento suficiente para todos ellos. Conocían a Sirius y sabía que no iba con él expresar todos sus sentimientos

Esa noche, el deseo de Sirius se cumplió… pasar una navidad en familia.

FIN