10.- Octava carta... Shinso Hitoshi

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Shinso no podía sentir o al menos eso creía, era al menos de esa manera como se sentía, como si algo en su pecho estuviese congelado, como si su cuerpo estuviese en animación suspendida, podía jurar que recordaba el sol saliendo, segundo a segundo, pero no como había llegado a esa habitación, no sabía si quiera de quien era esa habitación.

Tocó sus manos, llevaba repitiendo el mismo gesto desde que los tranquilizantes habían dejado el efecto en su cuerpo, o desde que habían disminuido, también respiraba, suspiraba, sentía que había más aire en sus pulmones del que debería, había más aire en su cuerpo del que nunca había tenido, respirar dolía, respirar era agotador, respirar le recordaba que alguien que amaba ya no lo hacía.

—Shinso...—la voz de Aizawa parecía lejana y amortiguada, pero el pelimorado sabía que estaba a su lado, conocía esa mano que ahora tocaba su hombro, y podía reconocer los pasos de Izuku a la distancia, por lo que supuso que su amigo simplemente le estaba dando espacio. —Sé que parece que el mundo se acaba, pero necesito que me escuches. — El profesor seguía cerca, al menos de esa manera quería sentir Hitoshi, quería volver a la realidad o al menos eso pensaba, que volviendo a su realidad se alejaría de ese sueño.

Giró su rostro, buscando entonces la mirada del mayor, notando entonces como sus ojos estaban tan rojos como creía estaban los propios, ¿había llorado verdad? Shinso pensó, había llorado, había recordado la sensación de las lágrimas, la cálida y húmeda sensación del salado liquido recorriendo su rostro, eso era llorar o al menos eso recordaba que era llorar.

—Shinso, él dejó esto para ti...—Las manos de Shinso tomaron el blanco sobre, no estaba muy seguro de que estaba pasando, pero se quedó mirando la carta en sus manos, hasta comprender de quien era la letra.

—Den...

—El dejó esto para ti, esto es solo para ti y debes tenerlo, pero sino te sientes preparado para eso, podría...

—Den la escribió...

—Si Shinso, si lo hizo, el lo escribió para ti, él escribió varias cartas y dejó esta a tu nombre, debes tomarte tiempo para leerla.

Shinzo sostuvo la carta, la angustiante sensación creciente en su pecho pareció oprimirle la garganta, sus pulmones se congelaban, sus manos comenzaron a temblar.

—Te daré espacio...— Aizawa se levantó, pero solo al llegar a la puerta, la voz de Shinso retumbó en habitación.

—¿Las lágrimas se acaba? — Shinso seguía mirando la carta. — Lloré mucho, no sé cuanto tiempo, pero lo hice, me duele la garganta, así que creo que pude gritar y me duele demasiado aquí. — Apuntó su pecho. — desearía que las lágrimas se acabaran, desearía que el dolor se acabara, que el exceso de aire que tengo en el pecho se fuera, que él dolor...

—El dolor no va a dejarte...— Aizawa se giró y mirando nuevamente al joven. — Eso que sientes en el medio de tu pecho, lo que sientes, esa angustia, esa pérdida tan grande que parece estarte matando, seguirán contigo y las lágrimas no se acaban.

—Siento que no puedo llorar, siento que no tengo aquí que sacar de mi...

—Lo tienes, pero los calmantes que recovery girl te administró están probablemente controlando un poco todo lo que estas sintiendo.

—No quiero sentirlo, no quiero saber que es cierto...

—Nadie lo quiere hijo. — Aizawa nuevamente estaba cerca del pelimorado, se sentó frente a él. — pero nos dejó y eso es algo que tendrás que lidiar.

—Yo lo amo...—Shinso sintió adolorido su pecho. — Yo lo amaba.

— Y él lo sabía, pero hay mucho de Denki que no sabemos, que nunca vimos, por eso debes leer esto, debes conocer sus razones, debes darle una oportunidad al menos de, descansar.

Letters...depression...goodbyeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora