72 horas

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Estamos llegando al final.


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72 largas horas, las paredes blancas lo rodeaban y el cielo azul, el sol, le llegaba de lleno en el cuerpo, calentando su piel.

Había visto pasar muchas personas, varios médicos, un psicólogo, un psiquiatra, todos preguntando cosas, todos diciendo muchas cosas que en el fondo no lograba comprender.

—Puedo llevarte a casa...

Kaminari no había hablado, a pesar de saber que era lo correcto, los médicos habían dicho que era una depresión muy fuerte, que necesitaría tratamiento y medicación, que además necesitaba apoyo y vigilancia de 72 horas, según había entendido era algo obligatorio para quienes, como él, habían intentado quitarse la vida.

"Suicidarse", la palabra llevaba horas dando vueltas en su cabeza, llevaba horas pensando en eso, pensando en darle un nombre a todo lo que había vivido, pero al parecer eso no salía de su boca, no quería darle un nombre, sentía que era aceptar que había vuelto a fallar en algo que deseaba, en algo que quería.

—No tengo casa...— La voz del rubio era demasiado rasposa, Kaminari en realidad no podía recordar que el se oyera de esa forma. — ¿mis padres vienen?

Aizawa estaba en completo silencio, pero dejando salir el aire de sus pulmones de forma pesada. — No vendrán, lo sabes, los llamé y ellos no quieren saber de lo que ocurrió, pero conseguí un permiso y vendrás a casa conmigo.

—Perfecto, soy una peor molestia para usted. — Denki volvió la vista a su ventana.

Denki podía sentir la desesperación, no quería morir, no después de lo que había visto, llevó las manos a su cuello, si activaba su quirk podría liberarse, pero no podía, no podía, sentía sus ojos se llenaban de lágrimas, iba a morir, iba a morir y no podría ayudar a nadie, no podría estar con la gente que más amaba.

Cerró los ojos, cuando la puerta simplemente explotó ¿Bakugo? Repentinamente la soga se cortó ¿Sero? Varios brazos lo rodearon, rasposos, suaves, cálidos, delgados... ¿Mina, Kirishima y Jirou? estaban a su lado.

Terminó en el suelo, la soga en su cuello se liberó y sus pulmones volvieron a respirar, volvieron a exigirles aire, pudo sentirlos en su pecho, llenándose, puso sentir su corazón latiendo con locura en la mitad de su pecho, obligándolo a toser con desesperación, justo cuando unas manos acariciaron su espalda... ¿Shinso?

Todos estaban en ese lugar, todos presentes, y repentinamente se sentía querido, ¿era su cumpleaños y estaba acompañado? Si, estaba rodeado de la gente que amaba y que había traicionado tratando de quitarse la vida, se concentró en respirar, en escuchar las voces y los llantos de quienes lo rodeaban, pero simplemente cerró los ojos y dejó a la conciencia alejarse de su cuerpo.

—No eres una molestia, eres uno de mis alumnos...—Aizawa no era una persona cariñosa, pero ese niño había sufrido demasiado, llegó a su mente el último examen y la carta y sonriendo agregó. — el último examen...

—No quiero saber si fallé.

—No fallaste, fue perfecto. — Aizawa sonrió. — Fuiste de las mejores calificaciones del salón, me siento tan orgulloso del alumno que eres Denki Kaminari y no es por tus calificaciones, no es eso, lo que me hace sentir orgulloso es que, al fallar, no bajas la cabeza, al fallar sonríes, aprendes y mejoras, eres un héroe de principio a fin, eres de los mejores estudiantes que he podido conocer y el día de mañana, serás de los mejores héroes que el mundo podrá conocer.

El rubio había girado la cabeza en algún momento, había girado la cabeza y mirando a su maestro simplemente podía llorar, simplemente podía sentir las lágrimas corriendo por sus mejillas y sentir que la vida le estaba diciendo que era momento de seguir, pero que seguía siendo una carga, tenía miedo y había tantas voces, tantos sentimientos y sensaciones en su ser, que no tenía idea a quien recurrir, a cuál escuchar.

—Te ayudaremos Denki, no harás esto solo, no estás solo, hay tratamiento y sé que estás asustado, tienes miedo de ti mismo, pero no debes temer.

Denki sintió las manos del maestro sobre las suyas, recordando la imagen que había visto gracias al quirk del policía y se sintió querido, acompañado.

El viaje fue tranquilo, no volvería a la escuela en unas semanas, necesitaba una alta médica, aunque recovery girl sería la encargada de administrar ciertos medicamentos cuando volviese a su cuarto.

El primer día llegó al departamento y simplemente durmió, aun no tenía fuerzas, aun le dolía la garganta, había despertado varias veces y en cada una de ellas Aizawa estaba a su lado, no fue hasta cerca de 16 horas después, en las que sus ojos notaron lo oscuro que el cielo podía verse afuera de la ventana.

Se acomodó, notando que se encontraba solo, pero las voces desde fuera de la habitación llamaron su atención, por lo que, obligó a su cuerpo a caminar.

—Muchachos, deberían estar en la academia.

—Estamos preocupados...— Ese era Sero, claramente estaba cerca.

—Lo sé, también los comprendo, también me preocupa, pero escucharon a los médicos en el hospital, no podemos dejar que en esté bajo tanta presión, las visitas deben ser reducidas, además no sabemos si él quiere hablar...

—Si quiero. — Todos miraron al rubio, quien había salido del cuarto. — Profesor, permítame hablar con ellos, creo que necesito, de verdad.

Aizawa se veía inseguro, pero aceptó y mirando a sus alumnos, se hizo a un lado, todos tenían cosas que enfrentar, culpas, errores, miedos, todos habían colaborado con todo lo que estaba pasando con sus actitudes, pero ahora el tiempo estaba de su lado, ahora todos podrían hacer algo, era el momento de ir por el camino correcto y aunque doliese, era el momento de salir adelante.

Letters...depression...goodbyeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora