17.- Un héroe

982 130 4
                                    


La habitación se volvió silenciosa, Bakugo lloraba, Kirishima se sentía angustiado y Denki se preguntó, por primera vez, se cuestionó por primera vez, si morir era una decisión egoísta, si había provocado más daño del bien que quería hacerle a sus cercanos.

—Pelos de mierda...—La voz de Bakugo salió rasposa y aunque Denki lo veía tan cerca, la imagen que Bakugo ahora proyectaba era algo lejana, algo a lo que no estaba acostumbrado, algo que no conocía y no podía creer que existiera.

—Kats...— El pelirrojo dio un paso hacía el rubio explosivo, tratando de darle algo de confort, pero no fue hasta que notó la mano de Denki sobre el brazo de su pareja.

—Cuando me compartes el almuerzo.

—¿Qué? —Bakugo miró al otro bastante confundido.

—Había muchas cosas que me hubiese gustado decir en las cartas, había muchas cosas que quería mencionar, contarte o preguntarte, para mi si eres mi amigo, siempre lo fuiste, pero me sentía como una molestia, sentía que gastabas tiempo de entrenar o incluso de poder descansar, en enseñarle a un idiota como yo...

—No eres un idiota, aunque yo suelo decírtelo...

—No quiero creerme un idiota, no quiero sentir que he sido un idiota y por eso, cuando escribí, cuando estaba con las cartas, quería creer que te sentías orgulloso. — Denki bajó la mirada, bastante incómodo, y simplemente suspiró agregando algo que descolocó a los otros. —había tantas cosas que quería poner en las cartas, pero había tantas cosas de las que sentía vergüenza al no saber que pensabas de ellas.

—Pues dímelas y te diré que pienso de ellas. — Bakugo sonaba extrañamente tranquilo, pero cansado, las manos del pelirrojo lo habían ayudado a llegar a la cama junto a Denki y ambos, sentados frente a frente, simplemente hablaron.

—Me siento idiota, puede que sean estupideces, que ninguna de las cosas que te digan signifiquen algo de verdad...

—Significan algo para ti. — Ahora era Kirishima quien estaba junto al rubio eléctrico, apoyando la mano en su hombro y sonriendo con un toque extraño de tristeza en el rostro. —También me gustaría escucharte, si me permites Denkibro.

—En la carta quería decirte cuanto agradecía las notas amarillas de los costados de tus apuntes, muchas veces eran cosas que no lograba entender y quería contarte que me compré las mismas notas amarillas, esperando que mis cuadernos lucieran un poco parecidos. — las mejillas de Kaminari se tiñeron de un suave color rojo. — También, quería agradecerte todas esas veces en que el curry o la pizza no incluía ingredientes picantes, sé que amas ese toque, pero yo noté que dejaste de poner tanta en el curry o de poner esos extraños jamoncitos con picante en la pizza

—¿Salame?

—No supe si en realidad lo hacías por mi o por alguien más, pero me sentí tan especial de que esas cosas fueran para mi o cuando me defendías, incluso cuando explotabas cerca de mí, yo, bueno puede que sea una estupidez, pero noté como eran menos fuerte, ya no me hacías daño...

—Nunca quise hacerte ningún daño...

—Pero lo hiciste, todos lo hicieron. — Denki había mirado de reojo tanto a Kirishima, como a Bakugo y continuó. — Nunca les hablé de todo lo que pasaba conmigo, de todo lo que tenía en mi cabeza, de todo lo que había en mí, del daño que me hacía todo lo que estaba pasando o de como sus palabras me afectaban y sé que ninguno pudo adivinarlo, que si yo los quería como en realidad lo hago debí decirles, debí ser honesto, pero no es fácil, me sentía, bueno aun lo hago, aun me siento como una carga para todos ustedes, como una simple molestia, como alguien que no merece nada de lo que le dan, pero a la vez creo, a la vez siento que puede que esto no sea la verdad, puede que de alguna manera es mi enfermedad la que me hace creer todas estas cosas, aun tengo miedo y no puedo ni pensar en volver, pero por ahora, ya no quiero dejarlos solos.

—Siempre pensé que al ser como soy, podría ver si alguien necesitaba ayuda, pensé que al ser masculino y haber vencido esos miedos en mí, iba a poder notar cuando alguien necesitase de mí, ahora veo que eso no es todo, que no por eso voy a poder ayudarlos a todos...— Kirishima sintió su pecho doler, quería ser un héroe y ayudar, salvar vidas, pero su amigo era a quien no había podido darle una mano en el momento correcto.

—No es tan fácil Kiribro...— Denki tenía una mano sobre la de Kirishima y la otra con la Katsuki, yo notaba su cariño, pero también su indiferencia, también su molestia, creía, aun creo un poco, que soy una molestia, que probablemente no podré hacer nada por ustedes y que los molesto más de lo que les sirvo.

—Eres importante, siempre lo fuiste...— Katsuki tragó el molesto nudo en su garganta y simplemente habló. — No soy el mejor amigo, lo sé, lo he visto con Deku, no he sido un amigo, pero cuando los conocí, pensé que podía ser una mejor versión de mí, no quería decirlo, pero son importantes, no quiero que reprueben, no quiero que tengan hambre, no quiero que nada les pase, a ninguno, no son simples extras para mí.

—Bakubro...

—Kats tiene razón, yo no había entendido muy bien al principio, pero lo más masculino que puede existir es el saber que hay alguien que daría todo por ti, alguien que te quiere de forma desinteresada, alguien que es un verdadero amigo.

—¿Puedo seguir siendo su amigo?

—¿Me consideras tú amigo? — Ambos rubios se miraron y Denki simplemente sintió sus lágrimas bajando por sus mejillas, de manera caudalosa ante la pregunta del otro.

—Eres de las personas más importantes de mi vida bro...— Denki hablaba entre sollozos. — Pero quería irme diciéndote que tu esfuerzo, que siempre lo valoré, que todas esas horas de estudio habían dado frutos, quería que vieras que soy una persona inteligente...

—Siempre he creído en ti, jamás te hubiese aceptado como amigo, si no supiese el tremendo potencial que tienes Denki Kaminari, serás un héroe como pocos.

Denki sintió su pecho contraerse y simplemente lloró de frustración, de dolor, pero por sobre todo, lloro por el alivio, por la paz que ahora parecía estar llenando su cuerpo, Kirishima y Bakugo eran demasiado importantes en su vida y ahora, por primera vez en mucho tiempo, él se sentía tan importante, como para que alguien creyera en sus capacidades, creyera en lo que era capaz de hacer, capaz de lograr, en que alguien pensara que también había un héroe.

Letters...depression...goodbyeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora