With Every Breath I Take

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El tiempo pasaba cada vez más rápido y Orion estaba cansado de tener que despedir a sus hijos en la estación, "solo son unos meses" se repetía hasta el cansancio para no pensar en lo mucho que los extrañaba.

A pesar de tener ese sentimiento constante de que quería ver a sus hijos, la vida no era mala cuando no estaban. Cada tarde él y Walburga salían a dar un paseo con Frank Sinatra, Islington Green siempre se veía hermoso, no entendía como nunca antes se habían tomado la molestia de salir al parque.

Mínimo 5 cartas a la semana llegaban por parte de Regulus y Sirius, ya sea para contarle a Orion sobre sus avances para encontrar las reliquias de los fundadores o para que Sirius se quejara con su mamá porque un tal Damocles Belby lanzó al mercado una poción llamada matalobos y que ahora ya no tendrían su proyecto juntos a pesar de las horas de investigación que habían hecho.

Walburga le envío galletas a Sirius para animarlo, le había prometido que iniciarían un nuevo proyecto ellos dos y su hijo aceptó diciendo que ya tenia varias ideas.

Ese mismo día le llegó una carta de un celoso Regulus preguntando por qué el no había recibido galletas y Walburga sin pensarlo le envío unos muffins. Ella era consciente de como estaban "mal educando" a sus hijos desde que volvieron y al día siguiente Sirius preguntó que por qué no le habían llegado muffins a él, así que Walburga preparó dos pasteles y se los envió. Era consentirlos de más, si, pero no le importaba ella quería mimar a sus hijos mientras estuviera viva.

Es por eso que Regulus para su cumpleaños 14 recibió más libros muggles, un compendio con cuentos de Edgar Allan Poe, Frankenstein y El fantasma de Canterville se estaban convirtiendo en sus favoritos de ese año, había hecho mil notas para poder comentarlos con Orion en el verano, además se los había prestado a Olivia y a Barty y ninguno de los tres paraba de hablar de lo buenos que eran.

Entre los obsequios estaban varios dulces, un pastel y un certificado oficial para pertenecer al club de duelo medieval. Ese certificado no era más que una carta muy formal de Orion explicándole que les había comprado una espada a él y a su hermano, pero que aunque fuera su cumpleaños no podía recibirla hasta que llegara a casa.

Regulus y Sirius le habían escrito felices aceptando la invitación para el club de duelo medieval, al cual tenia entendido solo estaba su papá y su viejo amigo Erick Jones con el cual solo tenia una relación por correspondencia. Ese club se había formado cuando ellos tenían 12 años y Orion le había enseñado todo lo que el sabia sobre espadas.

Ellos muy animados preguntaron si también podían entrar sus amigos y Orion encantado les dijo que si y les informó que la primer tarea seria hacerlos excelentes espadachines y convencer a Lyall Lupin que el arte de la espada no estaba muerto.

Pronto seria verano nuevamente y podrían disfrutar sus días con Regulus y Sirius, el tiempo pasaba volando y sus hijos ya no eran unos bebés aunque para ellos lo serían siempre. Ahora Regulus y Sirius se estaban interesando en nuevas cosas y tenían mil preguntas que hacerles.

Pero a pesar de esos cambios había cosas que seguían su rumbo, Sirius metiéndose en problemas y Regulus tratando de conseguir unas reliquias. Pero de algún modo estaban tranquilos con eso, sabían que sus amigos siempre estaban ahí para acompañarlos y eso los hacia sentirse en paz.

Y ahí estaban nuevamente esperando impacientes a que sus hijos bajaran del tren, junto a ellos estaban los Potter, Los Lupin y Los Pettigrew. Thomas y Lyall le contaban animadamente a Fleamont como habían derrotado a Orion en su ultimo juego. Ava invitaba a sus amigas a tomar el té en la semana para que los chicos se vieran también.

My WayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora