𝐒𝐓𝐈𝐋𝐋𝐇𝐄𝐓 || Dicen que la palabra es un arma, por eso el silencio es un escudo
【 Todos tenemos miedo a
algo, Astlyr, a que suceda
lo mismo que en el pasado.
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|| Mientras viva, tú también vivirás para siempre en mi recuerdo ||
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Miró de un lado a otro verificando que nadie se encontrara despierto, en silencio salió del cuarto donde el resto de sus nuevos hermanos dormían, bajaba con cuidado las escaleras recordando los consejos escritos de su amada hermana para poder ser mas sigiloso. Frunció el ceño un poco molesto al ver como le costaba el hecho de tratar de abrir la puerta trasera de ese lugar pero lo terminó logrando sacando una sonrisa de su normalmente deprimente rostro, al salir lo primero que hizo fue alzar su mirar a la luna que brillaba especialmente esa noche.
Como los extrañaba.
Su anterior momento de felicidad fue reemplazado por una expresión triste y ojos brillosos como normalmente se encontraba todas las noches que necesitaba tomar aire en la soledad, sintiendo el peso de su pecho a la incertidumbre de que será de sus hermanos mayores. Se abrazó por el frío nocturno, se reprendió a si mismo por ser tan tonto por salir afuera sin un abrigo.
Viendo por última vez observó a la luna y se entró silenciosamente, cerró la puerta trasera para ir nuevamente a su cuarto donde esperaba que ningún niño con problemas de sueños estuviera despierto, no quería que lo vieran mas triste que de lo normal. Se tapó tiritando por el frío e intentó conciliar el sueño tratando de recordar algo que le hiciera feliz, pero cada recuerdo iba acompañado por miedo, miedo al futuro incierto.
Solo era un niño de cuatro años con miedo.
Dos meses habían pasado desde que Emma y el resto escaparon de Grace Field, dos meses desde que no sabe nada sobre Astlyr. Había noches donde tenía pesadillas de su familia muerta, fracasando con lo que prometieron, pero se repetía continuamente que ellos lo lograrían, que Astlyr está viva, que Isabella también se encuentra viva.
Que todos volverán a reunirse y por eso será fuerte.
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—Creo que es hora de contarle a alguien más de la casa —. Murmuró Ícaro en el oído de Astlyr quien saltó asustada en su lugar. —¿Qué lees?
