𝐒𝐓𝐈𝐋𝐋𝐇𝐄𝐓 || Dicen que la palabra es un arma, por eso el silencio es un escudo
【 Todos tenemos miedo a
algo, Astlyr, a que suceda
lo mismo que en el pasado.
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|| La emoción humana más antigua y poderosa es el miedo, y el miedo más antiguo y poderoso es el miedo a lo desconocido ||
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Desde que supo de las intenciones de Drake sobre acabar a toda la población demoníaca, algo dentro de ella hizo luz y se decidió a no solo a salvar a sus hermanos y amigos, también a los tan reconocidos demonios, como los llamaban al no tener un nombre para su población. Los pueblo y villas de demonios fueron exterminadas una por una, pero Emma se esforzaba para poder salvar a tantos como pudiera y llevarlos a la guarida de Musica y Sonju.
La sangre de Musica era increíble.
Consiguió que los demonios no perdieran su forma demoniaca y no dependieran de la carne humana, pero eso no quitaba que no quisieran comerla, al fin de cuentas, para sus paladares, era un manjar de dioses la carne de la raza humana.
Pero debía de admitir que era justo, ellos hacían algo familiar con la carne de los animales.
Regresó de su viaje, junto a un grupo pequeño de Goldy Pond, de la guarida de Musica, donde habían ayudado a construir viviendas para las familias de demonios, claramente sin ninguno de ellos presentes, se encontró con una preocupada Gilda que caminaba de un lado a otro esperando que apareciera el grupo, a su lado estaba Yuzuru y Don que trataban de tranquilizarla pero ellos no se encontraban mejor.
—¿Qué pasa? —. Pregunta Emma confundida.
—¡Emma! —. Nombró Gilda al verla, se acercó de inmediato.
—¿Qué sucede Gilda? —. Le pregunta la pelinaranja dejando sus cosas de viajes apartadas del resto de camas.
—Es Drake —. Dijo en voz baja, al instante la mayor pensó que nuevamente el nombrado cayó enfermo. —Escuché que quiere empezar a preparar todo para ir a las granjas premium —. Murmuró cosa que alivió por un momento a la ojiverde.
Hasta que reaccionó.
—¡¡¿Como?!!
No esperó ningún segundo más y se lanzó a correr por los pasillos sin paredes, bajando escaleras y saludando a todo quien se le cruzara en el camino disculpándose por no poder detenerse a entablar una conversación. Cuando visualizó la tan famosa y conocida oficina, abrió la puerta arrepintiéndose de inmediato al tener miradas sobre ella, por lo menos no habían muchas personas.
